ESCENARIO DE VIDA

Red vial nacional colapsada

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En estos dorados tiempos, no podemos darnos el lujo de perder tiempo en el tráfico, pero sí estamos a tiempo para hacer nuevas propuestas y cambios. No solo gastamos más gasolina, sino que nuestro tiempo útil de trabajo se ve desperdiciado. La semana pasada iba por la periferia de la capital y me quedé atrapada por más de una hora sin moverme ni un centímetro. Esto se agrava cuando hay cierre de vías de una dirección para que pasen carros en vía contraria.

Los conos verdes que pone la Municipalidad en ciertas avenidas intentan aliviar el tráfico, pero no son la solución final. Hay atolladeros a todas horas, con el agravante en el área rural, donde las carreteras se encuentran en un estado calamitoso por falta de mantenimiento en más de cinco años, lo que impacta el turismo y la competitividad.

Con los túmulos, agujeros, baches, hoyos, escasa señalización, taludes mal diseñados y puentes a punto de colapsar, pareciera que hubiésemos retrocedido 20 años. ¿Quiénes resultan afectados? En la capital, todos. En el interior, gente enferma que debe llegar al hospital y agricultores, comerciantes y exportadores que llegan a perder sus mercaderías por los retrasos en el camino.

En una reciente presentación en Foro Guatemala que hizo el Ing. Carlos Colom, consultor ad honórem de Fundesa, mencionó que entre 1985 y el 2013 la red vial creció en un 80% con un aumento de 7,335 km. Esto equivale a una tasa del 1.80% anual. Sin embargo, desde el 2013 no se ha construido ni un solo kilómetro en la red de carreteras. Para resolverlo se sugiere un aumento del 1.2% del PIB en infraestructura en los próximos 5 años, lo que ayudaría a disminuir la pobreza extrema del 23% al 18%.

Es triste ver que Guatemala está entre las más bajas inversiones de redes viales en Latinoamérica. Lo dramático es que por no dar mantenimiento a las carreteras bajamos 6 puntos en el índice de competitividad, teniendo ahora que construir 47,500 km de nuevas carreteras en los próximos 15 años y pasar de 7,342 kilómetros de red pavimentada y 9,115 kilómetros de red de terracería, a una infraestructura vial con 48,000 kilómetros de red pavimentada y 16,000 kilómetros de red de terracería.

Históricamente, amigos lectores, el mayor ratio que se ha tenido en Guatemala ha sido de 1.3 metros de red vial por habitante. Sin embargo, es intolerable saber que hemos retrocedido a 1.00 metro de red vial por habitante. Si en 15 años llegásemos a un ratio de 3.1 metros de red vial por habitante, todavía seguiríamos por debajo de los valores actuales de Latinoamérica, que están arriba de 4.01.

No puedo enfatizar lo crucial de este gravísimo problema que nos avergüenza, pues nos ganan El Salvador, Costa Rica, República Dominicana, Nicaragua, Panamá y Honduras. En conclusión, el remedio debe ser agresivo, ya que el 100% de las rutas principales en la metrópoli están saturadas, y en horas pico estamos a 180% de colapso, lo que convierte a las rutas en “estacionamientos”. Por no haberle dado mantenimiento a tiempo a nuestras carreteras ahora debemos invertirles mil millones de dólares, cuando en el 2012 era solo de US$243 mil, en el 2013 de US$276 mil, en el 2014 de US$310 mil, en el 2015 de US$437 mil y en el 2016 de US$650 mil.

Estamos en una nueva etapa para empezar una propuesta nacional dentro del marco conceptual de desarrollo sostenible, y responsabilidad social empresarial. ¡Esta es nuestra oportunidad para tomar el reto ahora! Si la cara del país para las actividades productivas son las carreteras, puertos y aeropuertos, ¿por qué no prestarles más atención?

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