CON OTRA MIRADA

San Pedro La Laguna

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Hace unos 150 mil años una erupción volcánica produjo un cráter en el que se formó el Lago de Atitlán y la cadena volcánica Atitlán, Tolimán y San Pedro que impide se desborde hacia el Pacífico; lo alimentan 54 ríos subterráneos y 2 superficiales. En sus alrededores, unos 45 sitios arqueológicos atestiguan asentamientos humanos de hace aproximadamente 1000 años, en tanto que los pueblos que hoy conocemos fueron fundados durante el periodo colonial.

Su precario manejo turístico no ha representado beneficios halagüeños. En algunos casos ha transformado su estructura social y la imagen urbano-arquitectónica, perdiendo irreversiblemente su carácter generador de identidad cultural. San Pedro La Laguna es uno de esos pueblos de origen tzutujil. Fue fundado con el nombre San Pedro de Patzununá por el fraile franciscano fray Pedro de Betanzos entre los años 1547-50. Tiene 24 Km2 de superficie y seis cantones: Pacuchá, Chuacanté, Chuasanahí, Tzanjay, Xepacoral y Bella Vista. Cuenta con unos 14,000 habitantes, lo que implica 583 por Km2.

La contaminación por desechos sólidos resultó obvia, ya que literalmente flotan ante sus ojos. Los esfuerzos por contrarrestarla empezaron años atrás con el apoyo de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán (AMSCLAE) construyendo una planta de tratamiento. Su alcalde, el arquitecto Edwin Mauricio Méndez Puac, al tener estadísticas sobre materiales no biodegradables que llegan a la planta, evaluó la magnitud del problema, determinando que el tratamiento de los desechos sólidos sería prioritario en su plan de trabajo a fin de conservar el lago como fuente de vida. El 2 Septiembre del 2016, el Concejo Municipal emitió el Acuerdo No.111-2016 prohibiendo el uso de bolsas plásticas, duroport y pajillas.

La iniciativa fue avalada por la población y otras autoridades, quienes la entienden como sustento para su atractivo turístico como fuente de crecimiento económico y comercial.

Previendo un atentado en contra de sus beneficios, algunos fabricantes de esos productos contaminantes han accionado legalmente en contra del Acuerdo. Desconozco los criterios de medición de parte de los empresarios, aunque me resultan obvios los beneficios en términos de salud, calidad de vida y costo del tratamiento de la basura.

Dudo que una acción de esa naturaleza fructifique en algún tribunal, ya que el asunto de la contaminación ambiental causada en los últimos 50 años, hoy es de interés mundial, pues supera a lo que se hizo desde que el primer humanoide bajó de los árboles.

Un axioma (verdad tal que no necesita demostración) es que para un problema siempre habrá más de una solución. El colega Méndez Puac resolvió el peligro que a su comunidad le causan los desechos sólidos contaminantes. Los fabricantes de esos productos podrían: 1. Investigar cómo hacer productos biodegradables, 2. Instalar una planta recicladora y volver a utilizar el material para producir otros objetos no desechables o 3. Derivado de una investigación de mercado, conocer qué otros productos hacer y ganar más dinero.

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.