SI ME PERMITE

Si se une al grupo enriquézcalo por lo que es

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“Algunas personas causan felicidad a donde van; otras, cuando se van”. Óscar Wilde

Comúnmente, en nuestro medio nos asocian no tanto por quiénes somos sino más frecuentemente por el círculo que frecuentamos y quiénes son nuestros amigos o conocidos.

Esta realidad puede ser cultivada con intereses nobles como también con intereses no tan legítimos cuando los intereses son egoístas o mercantilistas.

El cuadro presentado nos invita a una conducta responsable, no tanto de lo que gano en esta vida, sino qué beneficios aporto a las personas con quienes me relaciono y con las que formo parte, sea social o laboral.

Debemos preguntarnos antes de aceptar formar parte de un grupo qué es lo que tengo y en qué manera pueden ellos ser enriquecidos con mi participación con ellos. Porque si se inicia con la idea de qué aprovecho personalmente, finalmente será de muy mal gusto.

Como humanos y como parte de la sociedad a la que pertenecemos debemos, como un principio fundamental, mejorar nuestra esencia, y después, claro, nuestra apariencia también; de lo contrario nuestra personalidad será simplemente una presencia de esfuerzos cosméticos que muy rápidamente se deteriora y debemos admitir que deja muy mal sabor.

Cuando aceptamos que las relaciones que con el tiempo hemos cultivado son producto de situaciones posiblemente muy intrascendentes, que en el momento no había ningún plan, pero bien manejados y con normas claras producen un efecto a largo plazo que difícilmente podemos medirlo, pero sí determina nuestro circulo de relaciones y amistades en sus más extensa acepción.

Usualmente, cuando se menciona nuestro nombre en algún asunto no podemos evitar que se asocia con la pertenencia que tenemos a un determinado círculo. Claro está que esto, con tiempo e inversión personal, se ha logrado y tiene un precio, por lo que también está en uno el poderlo conservar.

En la diversidad de esferas que la vida nos ofrece a cada uno de nosotros debemos ser sabios y cuidadosos en llenar los vacíos que observamos, y los percibimos porque tenemos ciertas capacidades o aptitudes que nos permiten detectarlos, y cuando tomamos la debida iniciativa de hacer lo que se debe se nos agradece, pero además se nos recuerda por esa acción.

Lo que nunca debemos obstruir es el camino de aquellos que están tratando de integrarse en un grupo, porque sin lugar a duda, si es legítimo, con el tiempo habrá de prosperar; de lo contrario, simplemente fue un intento, pero nosotros no somos los que en este caso interrumpimos la oportunidad.

Qué bueno que se nos recuerde por aquellos caminos que abrimos y no por los que obstruimos.

La riqueza de esta realidad debe ser entendida porque no simplemente es de provecho personal y termina con nosotros; por el contrario, este estilo de vida deja herencia en los nuestros porque nuestros padres cultivaron una relación de grupo, sus hijos lo han seguido y muchas veces con mayores provechos y ventajas también.

Entiéndase por esto que entre nuestros legados de la vida también cuenta con toda razón con quiénes nos relacionamos en esta vida y que se recordarán de nosotros porque aportamos algo o porque ellos fueron un valor agregado a lo que hemos llegado a ser.

Busquemos el bien de otros y el provecho será para nosotros, sin haberlo pedido.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.