A CONTRALUZ

Testamento de Judas Iscariote

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Ya poco queda para que termine mi lóbrega existencia. Como bien dice una de las jimmylosofías: “A cada coche le llega su sábado”, el mío está muy cerca. Ay de mí, alma en pena que no encuentra sosiego luego de haber traicionado al maestro. Ahora solo falta que me orine un chucho y que haya vacas voladoras. Desde hace siglos lo único que quiero es que me trague la tierra y por eso voy a ir a la Megatraca, a ver si encuentro un lazo baratón para colgarme de un buen árbol. Pero antes de partir al otro laredo, la tradición me obliga a elaborar mi testamento y repartir mis bienes terrenales entre mis mejores amigos de parranda, traiciones y negocios turbios.

Yo, Judas Iscariote, heredo a mi compañero de estudios Jimmy Morales mi colección de novelas de Corín Tellado y los cinco libros que ha escrito Donald Trump para que se inspire en la elucubración de sus jimmylosofías y pueda superar en excelsitud aquella máxima de Roxana Baldetti: Cuando en Corea es de día, aquí es de noche. Además, le dejo mis infusiones de manzanilla y de diente de león para aliviar la bilis cada vez que se asoma uno de esos pinches periodistas que quieren saber cuántas veces ha fracasado en sus intentos de echar del país a Iván Velásquez y qué hará cuando se quede sin partido y sin bancada.

A Sandra Torres le obsequio un instructivo de cómo volver a armar la Unidad Nacional de la Esperanza, que podría desaparecer debido a transas financieras, y una capa impermeable para tratar de que no la salpiquen las investigaciones del Ministerio Público sobre la estafa millonaria del Transurbano. También le dejo una guía para saber qué hacer si vuelve a tronar en otra candidatura presidencial. A Óscar Chinchilla, presidente del Congreso, le enviaré una docena de blanquillos porque veo que le faltan atributos para dirigir ese organismo y no se haga el loco con la promesa de lograr la aprobación de la reforma del sector justicia.

Al alcalde capitalino, Álvaro Arzú, también le donaré otra docena de blanquillos para que tenga valor de presentarse en el juzgado y dar la cara por su incitación a la violencia cuando ofreció leños a los vendedores del Amate para que sacaran a “morongazos” a otros vendedores. A Neto Bran, edil de Mixco, le donaré un utilísimo juego de disfraces para toda ocasión que busque robar cámara. En el paquete podrá encontrar trajes de policía municipal, bombero, hombre rana, enfermero, brujo, marero y tal vez se incluya uno de alcalde, por si algún día quiere vestirse como tal. Ese juego, que incluye modelos de peluca, también se lo daré a la magistrada Blanca Stalling, otra aficionada a los disfraces.

A Efraín Ríos Montt dejo un pase de cortesía para que pueda ver el documental Finding Óscar, dirigido por Steven Spielberg, en la que se narra la masacre ocurrida en la comunidad de Dos Erres, Petén, en diciembre de 1982, cuando gobernaba ese general. Al también militar Édgar Ovalle, diputado oficialista y mentor de Jimmy Morales, le obsequiaré mis zapatos tenis, por aquello de que los necesite para continuar su huida, aunque se sabe que tarde o temprano será encontrado por la justicia.

Al magistrado José Francisco de Matta ofrezco mis 30 monedas con las que vendí al colocho para que le sirvan de ajustón para el banquete que ofrecerá en el acto de toma de posesión como presidente de la Corte de Constitucionalidad. Para algo le servirán esas fichas a este picarón que ordenó un festín de 81 mil quetzalucos como si ese acto valiera tanto la pena y el Estado estuviera en condiciones de derrochar fondos para satisfacer egos. También le dejo una guía práctica para plagiar textos sin que se note y evite así las denuncias de que en su libro de Derecho Penal se fusiló páginas enteras de dos autores españoles.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.

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