EDITORIAL

Tres lustros de TV como el país necesita

Convertirse en un medio televisado de referencia no es tarea fácil, más aún en una sociedad como la guatemalteca, donde es complicado el desarrollo institucional y también empresarial, sobre todo cuando la parte medular de la tarea es ejercer el periodismo independiente, alejado de banderías políticas, sin rehuir la crítica y la fiscalización serena pero severa de quienes tienen el poder.

Este es el caso de Guatevisión, que hoy llega a sus primeros 15 años de vida, tiempo suficiente para colocarlo como referente de la información periodística televisada de vanguardia, de análisis, diversión, entretenimiento, humor, arte popular, y el medio más identificado con el esfuerzo cotidiano de quienes se esfuerzan por hacer de Guatemala un mejor país.

En el terreno periodístico, Guatevisión ha roto paradigmas y ha marcado el norte de una ruta informativa sin barreras, sin sometimientos al poder político, de manera responsable, y con el compromiso de llevar la información más completa y equilibrada acerca de una realidad nacional palpitante.

En un país donde el abuso de poder, la corrupción y la impunidad han marcado la agenda cotidiana, Guatevisión no ha sido ajena a informar de ese vaivén donde se entremezclan capturas, procesos penales, desenmascaramiento de funcionarios y un ejercicio telúrico del poder, que ha hecho que ese canal se convierta en un pionero de las transmisiones en vivo, desde muestras de civismo, hasta los cortejos procesionales.

Como parte de su tarea, han surgido franjas informativas, de análisis y de comentarios que en muy corto tiempo se han vuelto referentes. Simultáneamente, en otros medios han surgido otras voces críticas no independientes, que de alguna manera participan en el inútil esfuerzo de pretender frenar la caída de un modelo político de enquistamiento perverso en estructuras estatales.

Esa pluralidad, que le ha dado voz a diversos sectores, ha sido motivo de críticas, a veces con insultos, pero también de reconocimiento, porque Guatevisión le ha abierto las puertas a un necesario y amplio debate sobre el acontecer nacional, demasiado contaminado por la inmoralidad burocrática, aunque eso ha provocado rechazos, la mayoría insostenibles por sus claras vinculaciones con la politiquería y la corrupción.

Los valores nacionales, artísticos, intelectuales, musicales, empresariales y sobre nuevos emprendedores han contado con un espacio indiscutible, así como sus franjas culturales, humorísticas, deportivas y de una crítica mordaz, como Las Inolvidables, galardonada en Estados Unidos, y convertida en una de las franjas de mayor audiencia dentro y fuera del país.

Reconocimiento especial merecen quienes desde sus orígenes han materializado el lema de Guatevisión, lo que ha hecho posible que esa huella trascienda y se convierta en un referente para millones de guatemaltecos. Los tres lustros que hoy se celebran representan un estímulo a la televisión y el periodismo nacionales, porque han permitido evaluar positivamente una labor que cuenta con el aprecio de patrocinadores, televidentes y de quienes valoran el espacio que se abrió en la televisión guatemalteca desde el surgimiento de un canal como debe ser.

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