EDITORIAL

Un gobernante muy mal informado

No solo ha sido parsimoniosa la actitud del presidente Jimmy Morales y su gobierno ante dramas de gran magnitud, sino desvergonzada, carente de sustento y embustera, como lo volvió a evidenciar ayer durante la presentación de una inusitada iniciativa llamada Estrategia Nacional de Seguridad Cibernética.

Morales volvió a dar nuevas muestras de estulticia y de inconsistencia, pues durante su intervención fue tan poco original que incurrió en las mismas imprudencias de Donald Trump en su estéril batalla por desprestigiar a los más importantes medios de comunicación independientes.

Presumiendo, con un libro en la mano, el mandatario pretendió hablar de las noticias falsas, cuyo tema era el del libro que supuestamente había leído, y para ilustrar una nueva queja se atrevió a responsabilizar a los medios de una supuesta noticia falsa ocurrida el 4 de junio, cuando miles de familias debieron evacuar los alrededores del Volcán de Fuego, ante el supuesto deslizamiento de material volcánico.

Lo que de manera irresponsable el presidente repite, porque sin duda no ha leído nada, es que todo eso ocurrió como producto de una noticia que él califica de falsa, pero quienes preparan sus argumentos lo engañaron al no decirle que dicha información es oficial y surgió de una advertencia emanada por la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, la cual en el transcurso de las horas se corrigió y matizó, ante el desconocimiento de lo que realmente ocurría.

El primer error de dicha dependencia de no advertir sobre el peligro inminente de la erupción volcánica los hizo incurrir en imprecisiones posteriores, de las cuales la prensa no tiene responsabilidad, pues reproduce los comunicados oficiales. Sin embargo, todo esto se lo ocultaron al mandatario, quien además ha sido incapaz de enterarse por sí mismo de todo lo sucedido durante una de las peores tragedias de su mandato, o no ha querido hacerlo.

No es la primera vez que Morales comete tonterías de esta naturaleza, ni la de repetir el pensamiento del fallecido alcalde Álvaro Arzú para descalificar la labor periodística de los medios independientes, a los cuales no soportaba por su constante y efectiva fiscalización, como también ocurre ahora con los abusos de funcionarios de este gobierno y de una de las más impresentables legislaturas de la historia.

El presidente debe abstenerse de repetir guiones de mentes perversas que se obstinan en ponerlo en ridículo y hacerle ver una realidad de supuesto hostigamiento de los medios de comunicación, sin reparar en las enormes falencias de las principales figuras de su administración, que, junto a él, provocan el total desprestigio a la administración pública.

Ante discursos tan poco meditados y carentes de fundamento, se abre la sospecha de las verdaderas intenciones detrás de esta supuesta estrategia de seguridad cibernética, porque frente a un gobierno deslegitimado, pervertido y totalmente desorientado, cualquier intento por vigilar la información de la población constituye una amenaza, por la tónica de esta administración, que se ha caracterizado por su recelo ante la opinión pública, rehuir la cuentadancia y acosar a la prensa independiente.

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