PLUMA INVITADA

Una reflexión social de la Cuaresma

César Augusto Sagastume

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Llegó nuevamente la época cuaresmal, que como acontecimiento cíclico inicia el Miércoles de Ceniza, que para los cristocéntricos es un período en el que nos revestimos de religiosidad que invita a reflexionar sobre los acontecimientos de la espiritualidad  y de la fe que nos hace creer en un ser superior que gobierna a la humanidad y su entorno.  Invita  a recordar pasajes que se narran en los escritos sagrados en donde se da testimonio del amor que Dios nos prodiga y que invita a seguir su ejemplo.

La sociedad no quiere aprender la lección más sublime para rectificar el actuar correcto como seres humanos y que nos invita a identificarnos con el acto cristiano más emblemático de la conversión, para dar testimonio de cambiar actitudes y vencer la maldad incrustada en los seres humanos que se enfrentan en una lucha fratricida de poder y riqueza, tornándose en un problema multifactorial difícil de resolver.

Con la llegada de la Semana Santa, se hace sentir nuestra fe y se manifiesta cuando nos revestimos de feligresía como adultos y en su mayoría como jóvenes llenos de vida, que nos hace recordar la vida de cristo, que con su energía los valores y el respeto a la vida, apegados a la humildad, servicio, amor al revivir la época cuaresmal, que se olvida y termina desmoronándose, sin concebir que la Cuaresma es tiempo de conversión para sentir la presencia del bien.

La pasión de Cristo es semejante a la pasión social que vivimos; con sufrimiento de pobreza extrema, hambre, desnutrición, falta de seguridad ciudadana, extorsiones, enfermedad, falta de servicios, agresiones, violaciones; que hacen sentir al pueblo como el cuerpo de cristo que está siendo martirizado y duramente castigado y flagelado por la eternidad, que no terminan la maldad y que además se empeña en destruir su entorno, como queriendo jugar a la autodestrucción.

La muerte, que se refleja con saña y maldad, como fue maltratado el cuerpo de cristo hijo, con crueldad desmedida, como sucede con el cuerpo que formamos los humanos, con la saña semejante a la muerte trágica de cristo, dígase linchamientos, descuartizados, abusos sexuales, sicariato y muchas acciones que no desestiman la maldad, que al final es semejante a la forma en que asesinaron a Cristo, que en el escenario católico de la Cuaresma, muchos se quedan con el estigma de la muerte, con el cuerpo inerte del sacrificado. Sin dar cabida a lo más significativo del acto de la resurrección, que demanda el acto de conversión del mal, para hacer la praxis del bien.

Sin duda que el evento más importante de la vida cristiana es “la resurrección de Cristo”, ir a la presencia del padre y volver para quedarse haciendo el bien. ¿Por qué no recrear una sociedad que permita vivir el amor, la paz y el bienestar, dejando al margen al sufrimiento, la maldad y la miseria? Este es el momento para hacer de esta cuaresma una reflexión que ayude a convertirnos en buenos seguidores de Cristo, para adoptar la resurrección de nuestro país.

Los principios de la Teología y la Filosofía señalan que si no creemos en Dios, es lógico que esta premisa nos lleve a concluir que no existe, pero si creemos fielmente en él, no dudemos de que vive y está con nosotros y sentimos su presencia en los momentos de gloria y de triunfos, pero también en las dificultades, como la que vivimos.

Este es el momento de pedirle a Dios que nos dé sabiduría para salir de este bache de descomposición social que destruye a la humanidad.

checharin.sagas@yahoo.com

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