ECLIPSE

Universitarios juiciosos

Ileana Alamilla

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Como un torbellino de aire fresco que nos invadió espiritualmente sentimos quienes participamos en el panel sobre “Riesgos para los periodistas en el triángulo norte”, realizado esta semana en el marco del III Congreso Centroamericano de Comunicación, en las instalaciones de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, en San Salvador.

Por invitación de Internews, una entidad que trabaja en la región sobre el tema, los presidentes de las asociaciones de periodistas de los tres países mencionados participamos en esa mesa, a la que prejuiciosamente pensamos que no asistirían los convocados. Grata sorpresa llevamos al constatar que el salón estaba lleno, había estudiantes, periodistas y el decano de la Facultad de Periodismo de la Universidad Mariano Gálvez, que fue la entidad anfitriona durante el Congreso anterior, celebrado en sus instalaciones en Guatemala.

El moderador de la mesa advirtió de que el abordaje no buscaba desestimularlos en su afán de formación en esta profesión y nosotros, con la alegría de ver tantos rostros jóvenes y tan interesados, garantizamos que las intervenciones no serían para ese propósito, ni para infundir temor, sino para compartir escenarios en los que se trabaja en estos tres países, una región rica en multiculturalidad, en recursos naturales indispensables para el mundo, con una tradición de lucha, con indicadores macroeconómicos que contrastan con la pobreza, la exclusión, la desigualdad y con diversidad de hechos delictivos que nos tienen ubicados entre los que encabezan esas desgracias a nivel latinoamericano.

Propusimos como un primer gran reto reivindicar esta profesión, que es una ciencia y un arte, que requiere vocación, talento y espíritu de servicio y especialmente demanda ser ejercida con ética y responsabilidad. Con frecuencia se escuchan críticas en Guatemala y en El Salvador sobre la forma en que algunos periodistas reportan casos, atropellando la dignidad de las personas e incluso se argumentó que, en ocasiones, se señala a todo el gremio por estas actitudes que han provocado una animadversión en contra de la prensa, o de algún medio en particular.

Cabe la pregunta ¿cómo se puede hacer un trabajo profesional que lo que busca sea acercar una parte de la realidad a los usuarios de la información, si vivimos inmersos en riesgos que atentan contra la vida, lo más sagrado del ser humano? El llamado “triángulo norte”, calificativo con una connotación peyorativa que nos estigmatiza y que ha marcado la división de Centroamérica, es, en apreciación del dirigente gremial de El Salvador, una región “bajo el fuego de la inseguridad”, similar a la de los años 80 cuando estábamos en guerra, con la diferencia que entonces las partes en conflicto estaban identificadas y hoy diversificadas.

Coincidimos en que tenemos mucho en común, lo malo y lo bueno. Contamos con voluntad, experiencia y propuesta. Los jóvenes demandaron iniciativas regionales para atender estos riesgos.

Ese espacio de encuentro, reflexión y diálogo entre actores sociales de los procesos comunicacionales en Centroamérica, abarcó aspectos de actualidad; no podía ser de otra manera, era para jóvenes que viven intensamente en el mundo de las comunicaciones y se debaten entre realidades que no se corresponden con esos avances tecnológicos.

Fue un congreso prolijo. Se atrevió a colocar aspectos sobre la violencia y el narcotráfico, análisis del discurso sobre las pandillas a través de los comentarios de lectores, la función de los memes en la opinión pública, los medios de comunicación: cajas de resonancia de los mecanismos del terror; consumo cultural de las nuevas tecnologías por los jóvenes y muchos más de suma importancia y actualidad. Todos los temas fueron enriquecedores, aprovechados por los privilegiados con acceso al conocimiento.

iliaalamilla@gmail.com

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