ESCENARIO DE VIDA

¡Urge voluntad política!

La destrucción de nuestros recursos naturales va cada vez en aumento y pareciera que realmente a nadie le importara, porque es poco o nada lo que logramos conservar, cuidar y mantener. Si hay denuncias, quienes lo hacen, reciben represalias y sigue reinando la impunidad.

Hace unos días fui a visitar a Marta Pilón de Pacheco, la primera ambientalista guatemalteca, que hoy cuenta con 84 años y ha luchado toda su vida por la causa ambiental. Dedicó su vida trabajando ad honórem día a día, entregando su tiempo para dejar sentadas las bases del movimiento ambiental. Doña Martita ha ganado una veintena de premios por su abnegación, pero ahora la encontré en cama, muy enferma, pero sobre todo triste. No comprende cómo es que después de tantos años de lucha no se haya logrado detener la destrucción de nuestros recursos naturales. Triste, enferma y desilusionada, y con lágrimas en los ojos, me confesó sentirse derrotada, pues piensa que hemos perdido la batalla. Con el gran dolor de su corazón, ahora solo espera que al pasar a otra vida, todos sus escritos, papeles y libros no sean tirados a la basura, sino colocados en alguna biblioteca, pues constituyen un testimonio histórico de la lucha ambiental.

Estamos perdiendo la batalla contra la impunidad y falta de suficientes fondos que debieran ser asignados a las instituciones que velan por la administración, conservación y protección de nuestros recursos naturales. Por ello, urge la venia del Congreso para garantizar más fondos. Por ejemplo, en el parque Mirador-Río Azul, los fondos asignados por el gobierno no superan los Q900,000.00 por año. Para poder garantizar una buena conservación y protección del parque, se debería de contar con al menos Q5 millones anuales. En el parque Mirador– Río Azul y Biotopo Dos Lagunas hacen falta 4 puestos de control, 40 guarda recursos y todo el equipo de comunicación y transporte. El Conap adolece de un financiamiento apropiado para proteger y/o enfrentar los retos.

Las amenazas, todos las conocemos: invasiones humanas, tala ilegal, trata de personas, tráfico de especies en peligro en extinción, invasiones, incendios provocados, cacería furtiva, avance de la frontera agrícola y ganadera, saqueos de piezas arqueológicas, paso de indocumentados y narcotráfico. Son tantos frentes que tenemos, que requiere de un sistema judicial más fuerte, con jueces incorruptibles, y autoridades entregadas al 100% para combatir el gran flagelo que nos agobia y que nos lacera como nación.

Sin suficiente presupuesto para combatir estos males, no nos debiera de extrañar que las instituciones sean inoperantes. Aunque se lo propongan de corazón en salvar lo poco que nos queda, aunque tengan toda la voluntad del mundo, aunque estén conscientes de la problemática, nada pueden hacer sin recursos económicos. Por ejemplo, muchas veces no tienen ni para comprar gasolina y deben dejar de patrullar o de perseguir a quienes delinquen.

Por el otro lado, hay quienes opinan que se necesita más presencia de las fuerzas armadas (ejército y PNC) pero a la fecha, ellos tampoco cuentan con personal y recursos suficientes y los convenios de derechos humanos también les limitan. Las amenazas son tan gigantes que únicamente tomados todos de la mano lograremos salir avantes.

Aunque nuestras lágrimas broten y nuestro coraje y desaliento reinen, quizás solamente con voluntad política del Congreso y del propio presidente de la República, podamos evitar perder la batalla. La esperanza es lo último que se pierde.

vidamordepaz@yahoo.com

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