EDITORIAL

Vergonzoso despilfarro

Los recursos públicos se han convertido no solo en un costal de infinitas posibilidades para el pillaje, sino en una fuente para la inmoralidad. Se generaliza la percepción de que los funcionarios no pueden ver remanentes en sus balances porque les da por hacer cuentas alegres y disponen hacer la repartición.

Los magistrados del Tribunal Supremo Electoral se suman a esa penosa lista de la estulticia, al autorizar un bono equivalente a un salario con la excusa de un evento extraordinario que ni siquiera se ha llevado a cabo, como es la consulta popular programada para el próximo año, y ahora se pagará a a todo el personal el 50 por ciento como anticipo y en abril se complementará el regalo navideño.

Es una acción vergonzosa, porque el evento está a meses de su realización, pero además lo hacen justo cuando todos los empleados reciben también su aguinaldo, el equivalente a otro salario, lo cual está establecido en ley, pero el bono es un nuevo abuso, por más que se pretenda justificar en pactos laborales insostenibles.

La semana anterior consumaron la misma acción los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, quienes supuestamente en un acto de conciencia decidieron no otorgar el bono de Q6 mil a todos los empleados del Organismo Judicial, además del aguinaldo respectivo, y lo dejaron en Q3 mil, lo cual representará la erogación de más de Q34 millones.

En un país con tantas penurias y carencias, donde la Navidad es una etapa dolorosa para miles de familias, que literalmente no tienen ni para comer, mucho menos para un festejo, esas dadivosas acciones de las más altas autoridades constituyen un verdadero insulto a los contribuyentes, que son los que con sus impuestos pagan por el jolgorio público.

Muchas otras entidades también se dan a la tarea de hacer chinche los dineros públicos y sin mostrar un ápice de responsabilidad, porque muchas de esas dádivas se están logrando a base de un mayor endeudamiento público, lo cual es mucho más deleznable en un país que incluso es incapaz de recaudar lo que proyecta la tecnocracia.

Así no puede haber dinero que alcance y no tiene ningún sentido seguir acosando a los contribuyentes si los recursos que se logran sirven para mantener a una burocracia dispendiosa e irresponsable en el uso de los tributos, los cuales según el Gobierno central son escasos y por eso se inflan los presupuestos de gastos, lo cual solo se puede lograr con mayor endeudamiento.

Resulta ofensivo hacer ese tipo de erogaciones en beneficio de funcionarios que actúan con demasiada irresponsabilidad, porque con agobiantes niveles de pobreza no se deben tolerar sobresueldo o bonificaciones, cuyos recursos podrían cumplir un mejor propósito. Es notoria la ligereza con la que se reparten millones de quetzales y en ese festín de los recursos también dio mal ejemplo el presidente Jimmy Morales, quien en un acto repudiable recibió un bono por Q50 mil de recursos provenientes del Ejército.

La degeneración y desvergüenza en la administración debe tener límites, sobre todo cuando se asumen actitudes dispendiosas con recursos ajenos.

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