¿Y qué, presidente?

|

un asesinato el presidente recurra a la criminalización de las víctimas y dé una explicación tan simplista como que tenían vínculos con las maras. En un mismo acto, Pérez Molina las juzgó y las condenó y, además, las hizo pasar por el escarnio público, a ellas y a su familia.

La cantaleta de “en algo estarían metidas”, tan frecuente en nuestra tierra para explicar cualquier ataque y justificar las ejecuciones extrajudiciales, le salió del alma al gobernante, mientras su ministro de Gobernación se cuidó más cuando afirmó que están investigando. Y es que con tal de aminorar el impacto que supuso para la ciudadanía que dos jóvenes estudiantes de un instituto público fueran atacadas frente a las instalaciones, Pérez Molina optó por el camino fácil: No es culpa del Gobierno, sino de ellas mismas, por andar en malos pasos.

¿Y qué importa, presidente? Si fuera cierto que las jovencitas tenían relación con una mara, eso no justifica el ataque. Y usted, por más presidente que sea, no es quién para que, además de lo ocurrido, les haga cargar el peso de una culpa que no es de ellas. ¿Es que acaso nuestros jóvenes tienen opciones para no verse envueltos en estas redes? ¿No resultan las pandillas ser los espacios de resguardo que les brindan todo lo que el Estado les niega? ¿Es que no son miles las historias de chicos/as que se ven acosados por las gavillas del barrio y que no tienen más remedio que acceder a cumplir sus órdenes, so pena de sufrir las consecuencias? ¿No fue su gobierno, presidente, el que decidió casi desaparecer los programas sociales que garantizan la prevención?

Qué fácil le resulta juzgar a quien está tan lejos de una realidad de exclusión y de violencia. No es renunciando a las políticas sociales y aumentando la represión como se va a solucionar la problemática de los jóvenes y el delito; no es con una millonaria campaña publicitaria como la gente va a empezar a sentirse segura.

Respeto es lo que se merecen Karla Daniela, Nancy Paola y su familia. Respeto es lo que se les debe a las víctimas de la violencia en este país; no declaraciones frívolas, basadas en estereotipos, en discriminación y racismo.

No conozco a la familia Oscal Pérez, no sé cómo es su vida ni sus circunstancias, pero imagino que este ataque les cambió para siempre la existencia y nadie, ninguno de nosotros desde los medios de comunicación o desde el Gobierno, tenemos derecho a seguirles agrediendo, a humillarles, a re-victimizar una y otra vez a Karla y a Nancy, a criminalizar su entorno y a su familia. Respeto, seguridad y justicia; nada menos, presidente.

ESCRITO POR:

Marielos Monzón

Periodista y comunicadora social. Conductora de radio y televisión. Coordinadora general de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP). Fundadora de la Red Centroamericana de Periodistas e integrante del colectivo No Nos Callarán.