HAGAMOS LA DIFERENCIA

Propuesta indecente

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El exministro de Economía, Sergio de la Torre, encendió la polémica sobre el tipo de cambio en Guatemala, al sugerir en una reunión con industriales que para el país sería beneficioso depreciar el quetzal frente al dólar. El argumento es sustentado por el hecho de que en otros países de Latinoamérica el dólar está apreciado, contrario a lo que ha sucedido en Guatemala. En el país, actualmente se cotiza a Q7.63 por US$1. Este tipo de cambio es más bajo que el del año 2000, cuando se situaba en Q7.73; a excepción de los años 2009 y 2010, los últimos quince años han sido relativamente estables en este indicador. Se especula que el quetzal se ha apreciado en los últimos años, debido al envío de remesas de parte de los connacionales que viven en los Estados Unidos, por dólares provenientes del narcotráfico, tráfico de personas, plantas y animales en peligro de extinción, y por la poca demanda de dólares para la compra de derivados del petróleo. La preocupación aumentó por el hecho de que el presidente Jimmy Morales designó como ministro de Finanzas al hijo de la directora de Competitividad de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), a quienes esta medida beneficiaría.

La devaluación inducida de la moneda favorece a los exportadores, pues al exportar ellos por lo general reciben, como pago, dólares americanos, los que estarán apreciados. Aunque es importante señalar que el beneficio es solo en cierta medida, pues buena parte de los insumos que se utilizan como fertilizantes, insecticidas, fungicidas, herbicidas, maquinaria y equipo agrícola son importados, que deberán comprarlos con dólares más caros.

Por razones obvias los importadores se oponen a la medida, pues serían los directamente perjudicados al encarecerse la compra de sus productos en el exterior. La población en general que compra dólares, para viajar, comprar equipo o artefactos tecnológicos, se vería afectada. Se provocaría una espiral inflacionaria que tarde o temprano impactaría en toda la economía en general.

La gran pregunta es: ¿Por qué manipular el tipo de cambio, cuando este se ha mantenido relativamente estable en los últimos 15 años? Es obvio que para favorecer a un solo grupo. Pero es claro que el grupo no lo necesita porque ha estado en franco crecimiento, como se evidencia en el crecimiento del producto interno bruto del país. La macroeconomía ha estado saludable, al punto que soportó bastante bien los descalabros políticos y la corrupción de los últimos años. La inflación ha estado relativamente estable, con ligero crecimiento y esto es bueno para el país.

Esperamos que el presidente sostenga sus palabras cuando expresó: “Nosotros no vamos a manipular de ninguna forma los temas económicos, sino que vamos a darle la continuidad a los procesos naturales que se deban dar, según las circunstancias nacionales e internacionales”. Sabemos de las presiones que ejercen los grupos de poder, en este caso de un grupo de la iniciativa privada, que ha colocado a buena parte de los ministros de Estado que tienen relación con la economía del país.

El bien común debe prevalecer sobre el particular, y no es adecuado intervenir “temas económicos” en una economía bondadosa que ha soportado los embates de la corrupción, de la vieja política y de los grupos esquilmadores de los recursos del país para su propio beneficio. Aunque la intervención controlada del Banguat ha sido adecuada, digamos NO a la manipulación deliberada del tipo de cambio.

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.