CATALEJO

Q5 mil millones

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LA CAPACIDAD DE ASOMBRO de todos los guatemaltecos necesita ser muy grande a causa de las sorpresas, casi siempre muy desagradables, de asuntos relacionados con el manejo del gobierno y de la totalidad de sus instituciones. El miércoles se supo de la existencia de una “deuda no registrada” de Salud, Educación, Gobernación y Desarrollo, cuya suma es de 1,200 millones de quetzales. Estos cuatro ministerios solicitan una ampliación de Q5,000 millones, suma equivalente a contratar por un año a 83,333 personas con sueldo de Q5 mil mensuales. Tal dato explica el deseo ciudadano de participar activamente en la vigilancia de la gestión pública.

TANTO LOS MINISTERIOS como la Contraloría deben dar explicaciones racionales, comprensibles y exactas de las razones de esta deuda y del dinero adicional. En esto último deben estar acompañados con informes de los planes de trabajo, proyectos, etc, por los cuales se explica y justifica la elevada suma. La explicación debe abarcar todos los contratos de obras o servicios ya prestados y hoy faltantes de pago, es decir, cuando el proveedor cumplió y, en el caso de empresas pequeñas, ha significado su quiebra y con ello la pérdida de oportunidades de trabajo para miles de ciudadanos. También se deben esclarecer contratos con posibles irregularidades.

EL GOBIERNO ESTÁ OBLIGADO, por razones de la actual coyuntura, a analizar exhaustivamente la estructura de la deuda no declarada, o “de arrastre”, así como la ampliación presupuestaria solicitada por esos cuatro ministerios. Antes de tomar posesión, la cúpula gubernativa aceptó pedirle al Congreso dejar vigente el presupuesto anterior. Ello solo puede explicarse como desconocimiento de la realidad administrativa del Estado y por ello ahora solicita la ampliación presupuestaria. Con ello, se ponen en riesgo algunas de las promesas directas de la campaña presidencial, y por eso al presidente es urgente e indispensable explicar tal solicitud de dinero.

Respecto a la verdad
El presidente Morales se molestó ayer con las preguntas de los reporteros.

EN LAS HOMILÍAS, LA VERDAD del sacerdote, pastor o ministro del culto, equivale a la Verdad única, indiscutible e incuestionable. En el lenguaje filosófico y en el político, la verdad lleva implícita la aceptación de diversas verdades adicionales. La versión de un gobernante, de un político, de un comentarista, de un investigador, no puede ser una Verdad absoluta, porque, para principiar, los absolutos son muy pocos. Quienes deciden voluntaria e individualmente ingresar a la política activa y son beneficiados por sus méritos o su suerte para llegar a cualquier cargo de elección popular, deben atender a la crítica, derivada de verdades distintas a la oficial.

ESTAS CONSIDERACIONES vienen al caso por lo ocurrido ayer en la conferencia presidencial de prensa. Ante las preguntas de los reporteros, el presidente Morales comenzó a dar muestras de molestia y de cierta manera discutió con ellos. Volvió a hablar del tema de la supuesta obligación periodística de informar las versiones oficiales, lo cual implica una inconsciente posición de considerarse acorralado. Sus asesores de prensa deben explicarle cómo son las cosas, lo cual es difícil a causa de los orígenes de quienes han sido escogidos como voceros y encargados de relaciones públicas, porque su experiencia ha sido la de poner a los noticieros a la orden del gobierno.

NO ENTENDER ESTO SERÁ la causa de problemas y de sufrimientos innecesarios. Una prensa independiente no es agradable para los burócratas de cualquier nivel. La comprensión de esto es vital para el funcionamiento de una relación correcta entre este gobierno. Debe escuchar la opinión de empresas especializadas en la lógica del pensamiento periodístico, así como la opinión de presidentes en ejercicio entre los cuales no puede incluir al venezolano Maduro, el ecuatoriano Correa y el boliviano Morales. Cuando escuche estos criterios terminarán tensiones innecesarias con la prensa local, cuya posición fuera del gobierno no implica necesariamente ser enemiga.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.