REFLEXIONES

Qué pasa si no pasa

Inevitablemente volvemos a la misma realidad del país y al mismo análisis político que nos obliga a establecer dos factores fundamentales; que las movilizaciones del pueblo ante la indignación de la corrupción demandan la reforma política, sin dicha reforma ni las elecciones próximas ni la actividad política electoral y ni siquiera las protestas sociales podrán generar una verdadera transformación en el país, y lo otro es que el principal obstáculo para que estas reformas se realicen se encuentra en el mismísimo Congreso de la República, pues la mayoría de los actuales diputados (salvo los que han manifestado públicamente su apoyo a las reformas) han tomado una actitud cínica de silencio y de pretender engañar a la población con supuestas mesas de trabajo y otras maniobras de distracción con el propósito de perder el tiempo en lo que llegan las elecciones, buscando su reelección a la que creen tener derecho.

Ninguna persona seria y de intenciones honestas en Guatemala puede creer o prestarse a esta burla de las y los diputados. Reiteramos que todo diputado que no se pronuncie y/o vote a favor de la reforma debe salir del Congreso. Esto implica redoblar el esfuerzo y actividades de todos los sectores para no llegar a elecciones sin reforma política. Pero en esto debemos tener mucho cuidado de no caer en las provocaciones absurdas de gente que pretende desviar las intenciones y acciones del movimiento social y que pueden distorsionarlo o arrastrarlo a una crisis. Es inaceptable abuchear o agredir a un diplomático al no estar de acuerdo con su posición, pues esto también se puede discutir con altura, sin expresiones o actos de violencia y mucho menos el uso de términos peyorativos o de racismo contra los que siempre hemos estado en desacuerdo. El racismo y la discriminación son condenables en todas sus manifestaciones. Este es el mismo tipo de racismo que se manifestó en el Congreso contra las mujeres y representantes indígenas, lo que demuestra la falta de ética y calidad humana de quienes dirigen el Legislativo.

De igual forma no podemos permitir que nos confundan los “movimientos sociales” vendidos a los intereses del actual gobierno que con mucha facilidad y dinero se desplazan y organizan marchas amenazantes contra los movimientos sociales legítimos y representativos.

El movimiento social guatemalteco debe seguir creciendo en fuerza, contundencia y organización y mantener su carácter pacífico y de propuesta. El TSE ha jugado un papel importante al lograr con su propuesta de reforma unir las diferentes iniciativas de la sociedad civil al respecto.

Ante la actitud del Congreso cabe reflexionar qué sucederá si llegamos a las elecciones sin reforma a la ley, y es por lo mismo que nos parece valiosa la iniciativa de quienes plantean que si los diputados, como supuestos representantes del pueblo, se rehúsan a trabajar y presentarse en su curul debemos buscarlos en su casa.

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