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Suben niveles de violencia

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Esta semana, en pleno tráfico matutino y ante la mirada atónita de decenas de conductores, asesinaron en la carretera a El Salvador al señor Jorge Mario Molina, supuestamente por no haber dado la vía a un tipo desquiciado y criminal que le disparó sin ningún reparo, quitándole la vida, y luego huyó como un cobarde. Nadie pudo hacer nada, ninguno se atreve a meterse, porque el perfil de estas personas violentas que andan por la calle en coches de lujo, con guardaespaldas y armadas, son intocables, y es lógico que generen terror en la gente decente. Tienen atemorizada a la población porque sacan el arma, muchas veces tan solo porque alguien les toca la bocina. Estos asesinos en potencia son consecuencia de un país donde reina la corrupción y la impunidad. Muchos de ellos son narcotraficantes; otros, hijos de funcionarios públicos que se han enriquecido ilícitamente, y así una larga lista de personas sin escrúpulos que forman parte de muchas otras “líneas” que hay en nuestro país, que ahora son nuevos ricos y se creen incluso con el derecho de matar, teniendo la certeza de que no serán castigados.

Este año ha habido un repunte de violencia. Según estadísticas del Inacif, tan solo en el primer trimestre se reportan mil 374 muertes por hechos criminales, de los cuales, 138 corresponden a menores de edad, equivalente a un 10 por ciento del total. Las necropsias realizadas por esta institución muestran que los asesinatos fueron cometidos con una terrible crueldad, incluyendo decapitaciones y desmembramientos.

Cuando una sociedad se acostumbra a ver las muertes violentas como parte de la realidad diaria y las visualiza como algo “normal”, significa que se ha llegado a los niveles más bajos de deshumanización y enfermedad.

La violencia y la delincuencia necesitan un estudio serio y responsable del problema, que es consecuencia de la falta de inversión social en seguridad, educación y salud.

En nuestro caso, el dinero fue saqueado por el gobierno patriotero en pleno (por cierto, ¿por qué no han capturado a los ministros involucrados en actos de corrupción de ese equipo?) Lo que la gente se pregunta es, ¿dónde están los cientos de millones del erario que fueron robados? El circo del juicio está muy simpático, más bien “rebonito”, pero si no se recuperan los fondos sustraídos y se dirigen a la inversión del Estado, entonces esto no pasará de ser una simple comparsa, para dar al pueblo diversión barata, y así tenerlo distraído de la realidad que estamos viviendo, mientras se cumple la agenda aún no descifrada de los poderes fácticos del país.

Lamentablemente, en Guatemala no existe una política de Estado para combatir la violencia ni tampoco se percibe que el nuevo gobierno tenga la voluntad política de resolver el problema de raíz.

Debemos exigir al presidente Morales la creación de una “Política integral para la seguridad ciudadana”, que incluya en su estructura al menos dos ejes de acción; primero, combatir las causas de la violencia y segundo, los efectos que la generan.

El Estado debe propiciar las condiciones económicas (disminuir los niveles de pobreza y la ignorancia). Pero esto es a largo plazo. Y no se puede esperar tanto tiempo, se requieren acciones inmediatas hoy mismo. La población necesita seguridad ya.

¿Cuál es el plan integral de seguridad que tiene el presidente Morales? Espero que no solo sea cambiar el color del uniforme de los policías o darles una bici en lugar de un picop. Aquí se requiere un plan serio y ordenado, con metas y tiempos. El presidente debería ya haber ejecutado acciones urgentes para aliviar esta terrible situación.

imagen_es_percepcion@yahoo.com

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.