IDEAS

Tirado a la basura

Un estudio reciente de Acción Ciudadana cuantificó el dinero que se ha gastado en los últimos 10 años en los así llamados “fondos sociales”: Q18 mil millones. A pesar de esa enorme cantidad de dinero gastado, los resultados son exiguos —a lo sumo—, y si tomamos en cuenta que durante el mismo período la pobreza y pobreza extrema se incrementaron, diría que nulos. La pregunta del millón es si seguirán despilfarrando nuestro dinero de esa forma quién sabe cuántas décadas más. Lo más probable es que sí, y nosotros seguiremos pagando los platos rotos.

Uno consideraría que esto debiera ser suficiente prueba para convencer a cualquiera de la futilidad de desperdiciar los recursos de una manera tan absurda; sin embargo, resulta que todavía existe una gran cantidad de personas con orientación estatista para quienes el problema no es el concepto de fondo, sino “cómo se implementó” o “quién lo llevó a cabo”. Consideran que si lo hace una “mejor” persona —que generalmente se refiere a ellos mismos— entonces sí va a funcionar.

Estas personas jamás darán su brazo a torcer, a pesar de la evidencia acumulada a lo largo de muchas décadas, tanto acá como en todos los otros lugares donde se ha probado el sistema.

Y yo me pregunto, ¿qué se pudo hacer con esos Q18 mil millones que dieran mejor resultado que los pocos que rindieron dentro de los fondos sociales? Considero que a todos los guatemaltecos nos hubiese ido mucho mejor si ese dinero, en lugar de desperdiciarse —cuando no perderse en el hoyo negro de la corrupción—, se hubiese invertido —de manera privada— en la creación de empleos. Sigo sosteniendo que la mejor política social es un buen empleo y que es mejor que los recursos se queden en manos de las personas que los crearon a que se desperdicien en el Gobierno.

Desconozco si existe algún estudio sobre lo que cuesta crear un empleo en Guatemala, pero si usamos datos empíricos considero que ha de costar entre Q10 mil y Q100 mil. Para simplificar el cálculo utilizaré una cifra de Q50 mil, lo que implicaría que con el dinero desperdiciado en los fondos sociales se pudieron haber creado por lo menos unos 36 mil empleos formales, con todo el efecto multiplicador que ello conlleva.

Esto se debe, por un lado, al efecto de mejorar el ingreso de 36 mil familias o casi 150 mil personas que tendrían un mayor y constante poder adquisitivo, que en su mayoría utilizarían para comprar más productos y servicios. Y por el otro lado, tenemos el efecto de una mayor producción en el país, ya que nadie invierte con el fin específico de crear empleo; quienes invierten lo hacen con el fin de obtener ingresos a través de la venta de los productos o servicios que su empresa provea. Los empleos vienen como consecuencia de esa necesidad de producir productos o servicios.

¿La cantidad de empleos que se podrían generar es pequeña comparada con todas las personas que están en la pobreza y pobreza extrema? Sí.

Pero aun así estaríamos mejor como país que como estamos ahora con esos Q18 mil millones tirados a la basura. Por otro lado, creo que es un buen ejercicio dimensionar la cantidad de inversiones que debemos atraer con el objetivo de generar las plazas de trabajo necesarias para sacar de la pobreza a muchísimos guatemaltecos. En efecto, se necesitan muchos miles de millones de quetzales en inversiones para sacarnos a todos de la pobreza.

La conclusión principal es la que venimos diciendo desde hace muchos años: el Gobierno se debe concentrar en sus actividades primordiales: brindar seguridad e impartir justicia. Los demás fondos que utiliza en hacer mal muchas otras actividades se deben liberar —o, lo que es lo mismo, no cobrarse— para que se puedan invertir y que los guatemaltecos podamos prosperar. De otra manera seguiremos siendo pobres muchísimas décadas más.

Fb/jjliber

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

ARCHIVADO EN: