LIBERAL SIN NEO

Tragedia griega

Grecia es la cuna de la civilización occidental. Muchas de las ideas, formas y modelos que imprimen nuestra vida, fueron creadas por los antiguos griegos en su esplendor. La Antigua Grecia es la cuna de la democracia, la filosofía occidental, la literatura, historiografía, ciencias políticas, principios científicos y matemáticos. El teatro y, por añadidura, el cine tienen sus raíces formales y arquitectónicas en el teatro griego. Los primeros juegos olímpicos se celebraron en Grecia en el año 776 a. C. y la maratón es griega. La Odisea y La Ilíada, las obras de Homero, y las de Jenofonte, Platón, Aristóteles, Euclides y Sófocles han sobrevivido más de veinte siglos y hoy se siguen leyendo y discutiendo.

La civilización humana le debe mucho a la Antigua Grecia. Hoy es Grecia la endeudada. Aunque hay muchas causas detrás, la actual crisis que vive Grecia nace con algunas mentiras estadísticas y crece con el despilfarro. Grecia fue aceptada en la Unión Económica y Monetaria de Europa en junio del 2000, en base a ciertos criterios, entre ellos su nivel de deuda pública. Una auditoría realizada en 2004 reveló que las cifras de deuda pública habían sido “planchadas” y que la deuda de gobierno era en realidad mucho mayor, excediendo el límite para adherirse a la unión monetaria europea, el euro (€).

La crisis financiera mundial de 2008 le pegó duro a Grecia y en 2010 su gobierno reveló que el déficit fiscal, supuestamente 6% del PIB, era en realidad más del doble. Luego se supo que tenía más deuda “fuera de libros” y que el déficit era aún mayor, 15.4% del PIB. Surgió una pérdida de confianza de que Grecia fuera capaz de pagar sus deudas y se fue cerrando el acceso a crédito. El desorden de las finanzas públicas griegas, por supuesto, estaría totalmente provocado por un gobierno gastando mucho más de lo que recaudaba: un estado de bienestar, servicios y beneficios estatales por encima de lo que podían pagar los contribuyentes. El gobierno griego vivía del crédito para dar servicios que no podía pagar.

A finales de 2010, el Fondo Monetario Internacional y gobiernos europeos acordaron un “rescate” y le prestaron a Grecia €110 mil millones. El año siguiente resultó que esto era insuficiente y se dio otro financiamiento, de €130 mil millones, con la exigencia de que el gobierno griego hiciera recortes en su gasto —la mal llamada “austeridad”—, lo que cualquier acreedor espera de un deudor que gasta pero no paga.

En los últimos cinco años, la economía griega se ha contraído en una cuarta parte y el desempleo supera 25%. El Gobierno ordenó el cierre de los bancos ante el temor de corridas bancarias. Como podría esperarse, muchos griegos culpan a los acreedores y sus exigencias de “austeridad”; los votantes llevaron al poder al partido de izquierda Syriza y, como primer ministro, a Alexis Tsipras, con un discurso nacionalista, populista y desafiante. Tsipras convocó a un referendo, pidiendo a los electores que dieran un fuerte “no al ultimátum, no al chantaje y dar la espalda a quienes buscan aterrorizar a los griegos”. La culpa, dice Tsipras, es “de los banqueros y las élites del norte de Europa”. El “no” ganó el referendo, con más de 61% de los votos.

En la política, una semana es bastante tiempo. Una semana después de que ganó el “no”, Tsipras hace el “sí” y procede a pedir otro préstamo y autorizar medidas de “austeridad”; reducir el gasto público. No hay duda de que es un gran político; dice y promete una cosa, pero hace lo contrario… y los votantes lo adoran.

fritzmthomas@gmail.com

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).