EDITORIAL

TSE cuenta con apoyo ciudadano

Las instituciones sociales, entre las cuales se encuentran aquellas cuyo fin y ámbito de acción es la vida política del país, necesitan tener fuerza para poder cumplir con sus objetivos. Esta característica debe basarse en el campo legal, porque normas ineficaces provocan también la ineficacia institucional. Pero también requieren el apoyo de la población, de la sociedad civil y de las instituciones académicas, económicas, empresariales, laborales y demás.

En este momento, una entidad estatal sometida al acoso y al ataque sistemáticos de los partidos políticos y hasta del mismo Gobierno es el Tribunal Supremo Electoral. De parte del Gobierno se puede señalar la tardanza en la entrega del dinero necesario para que la entidad encargada de dirigir los comicios pueda cumplir con sus funciones, en especial durante este año, de particular importancia por tener elecciones programadas para septiembre y noviembre, y porque debe promover el empadronamiento de miles de jóvenes.

Los miembros del TSE se encuentran ahora en el umbral de ser atacados por medio de antejuicios cuyo evidente propósito es debilitarlos al despertar en la ciudadanía la desconfianza en la institución. Los partidos políticos simplemente no han tenido a bien respetar la Ley Electoral y de Partidos Políticos, razón por la que el inicio legal y oficial de la campaña, que será anunciado en dos semanas, de hecho es simbólico: miles de árboles, piedras, paredes y puentes están pintados con los colores de los partidos y candidatos participantes.

Ha llegado el momento de que la sociedad guatemalteca manifieste su repudio a esta campaña generalizada y, ojalá, no orquestada. Hacer esto, por medio de comunicados de todo tipo y muestras de protesta por todos aquellos ciudadanos interesados en que esta nación sea rescatada de la politiquería y cualquiera de sus manifestaciones, tiene en los mensajes de las redes sociales una forma directa y efectiva de hacerles saber a diputados, funcionarios públicos y dirigentes políticos que actúan de espaldas a la población, y que los efectos vergonzosos serán recibidos por ellos.

El argumento de que los aspectos relacionados con la vida política nacional son ajenos o que no pertenecen al campo de las demás entidades sociales es fácilmente refutable, porque hay una diferencia clara entre lo político y lo partidista, pues el primer concepto incluye a todo el ámbito nacional, y por ello a los ciudadanos, mientras el segundo vocablo alude a aquello que es de interés para los partidos y los ciudadanos que integran sus filas.

En vista de la actitud asumida por la generalidad de los políticos, se tiene el equivocado criterio de que pronunciarse respecto de la vida nacional resulta impropio y es casi vergonzoso. Pero cuando las instituciones democráticas se encuentran en peligro y bajo el acecho politiquero, hay que salir a defenderlas. Convertirlas en tigres de papel solo empeora la situación general del país. En el caso del TSE, sus actuales integrantes necesitan saber que el apoyo de la sociedad está con ellos. La Prensa, en general, tanto informativa como de opinión, ha sido el centro de la lucha, pero si se queda sola no puede hacerlo éxitosamente.

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