TIEMPO Y DESTINO

Una almohada para la Nación

Luis Morales Chúa

|

Cuando Jorge García Granados presentó cartas credenciales al asumir la embajada de Guatemala en Israel, dijo “vengo de un país de pesares”.

Aludía a las miserias políticas de nuestro país vistas y padecidas por él y miles de guatemaltecos más durante parte de la primera mitad del siglo pasado, tiempo de dictaduras sanguinarias. Posteriormente escribió el libro Así nació Israel (1948) y no imagino qué habría escrito hoy de Guatemala, si viviera, al ver al poder político —del cual fue una víctima a la que el exilio en México le permitió salvar la vida— arrasando pueblos enteros, mediante asesinatos en masa e incendios de viviendas, en nombre de Dios, de la patria, de la libertad, de la democracia y del Estado de Derecho.

Pero, no tuvo oportunidad de vivir en estos años en los que el ojo de la comunidad internacional ha puesto al desnudo, finalmente, que Guatemala es un Estado cautivo del crimen organizado y que algunos de los grandes jefes mafiosos se cobijan bajo el alero de elevados cargos públicos, desde los cuales dirigen, financian y protegen a sus huestes.

Conocí a García Granados de lejos, sin haberme acercado nunca a él. Lo escuché en un foro en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos de Guatemala y años después dirigí una reedición de su libro Así nació Israel. Me lo pidió Moshé A. Tov, uno de los líderes de los años 47 que lograron en las Naciones Unidas la aprobación de la Resolución 181 —con el apoyo de la Unión Soviética, los Estados Unidos y otros Estados más— por la cual nació institucionalmente el Estado de Israel.

¿Qué es lo malo de las instituciones guatemaltecas en nuestros días, en comparación a las que vio Jorge García Granados, hace casi setenta años? Casi todo. Desde las acciones hasta las omisiones, como el abandono de una gran parte de la población, que ha sido sumida en la pobreza extrema, hasta el acoso fiscal a la población trabajadora cuyos ingresos apenas les alcanzan para cubrir parcialmente las necesidades diarias básicas.

Hay, y no puede ser callado, una cesión políticamente injustificable consistente en ceder extensas zonas territoriales a intereses comerciales extranjeros sin que el país reciba una compensación justa; cesión que incluye la expulsión por muchos años del poder nacional de esos territorios. Así, no solo la soberanía continúa siendo menoscabada, sino también la dignidad de quienes administran los asuntos del Estado.

Hay, por otra parte, un desorden fenomenal en el uso de fondos provenientes del Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado. Miles de millones de quetzales se van en mantenimiento de organizaciones no gubernamentales que viven del erario nacional sin hacer nada en beneficio de la población.

Y luego eso de la construcción de obras públicas por contrato, en abandono total del sistema administrativo, lo cual convierte a ministros y otros funcionarios públicos en tramitadores de esa forma de gastar el dinero, con los deplorables resultados que la población ya ha visto. Súmese a eso la poca dedicación a los programas educativos y véase en las deterioradas paredes exteriores del Instituto para Señoritas, Belén, la imagen real de lo que es el Ministerio de Educación: una institución sin repello.

Y para seguir a salto de citas, menciono las capturas de los asesinos que dieron muerte a dos periodistas en Mazatenango. Ponen de manifiesto la podredumbre en las instituciones de seguridad. Total, todo anda mal. Las redes criminales mandan y la burocracia obedece. Y acicateado el poder público por las manifestaciones populares de protesta contra la corrupción generalizada, se ha enfrascado en algunas tímidas propuestas de reformas constitucionales.

Nadie se haga ilusiones en casos de que sean aprobadas. Serán solo una almohada para una Nación doliente, con pocas esperanzas de recuperación.

ESCRITO POR: