CATALEJO

Velocidad legal: 16.6 mts/ segundo

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LA CERCANÍA DE LOS días festivos de la Semana Santa dejan espacio propicio para pensar en la manera de reducir la cantidad de accidentes de tránsito, cuyas causas son fáciles de enumerar: alta velocidad, manejar con efectos alcohólicos, vehículos en mal estado, irresponsabilidad de los peatones y de los pilotos. Por alguna razón difícil de explicar, esta celebración nacional se vuelve una especie de carnaval, con miles de personas viajantes a los principales sitios turísticos, y deja a un lado su origen religioso, así como la participación directa o como observadores, de quienes llegan a ver las procesiones guatemaltecas, cuya fama en todo el mundo es bien merecida a causa de su innegable majestuosidad y de constituir un fenómeno social único.

EN ESTA ÉPOCA SE incrementa este tipo de accidentes, en especial en los lugares turísticos, como consecuencia del aumento del número de vehículos de todo tipo circulando por las carreteras, pero en especial porque por algún motivo cuya explicación es tarea de sociólogos y psicólogos sociales, los conductores manejan carros y autobuses a mayor velocidad. Al agregar los factores ya mencionados, de la ebriedad y/o del deseo de llegar antes, es lógico pensar en un aumento de la cantidad de personas muertas en tragedias automovilísticas. La frase de un querido amigo es lapidaria: “¿para qué correr, si el mar o la montaña no van a moverse de donde están?” Irónicamente, un efecto colateral de las colas de carros resulta ser la imposibilidad de correr.

SE ME OCURRE UNA FORma de llevar a los conductores el mensaje de manejar responsablemente, y este consiste en no media en kilómetros por hora la velocidad permitida, sino en metros por segundo. Me explico: al comparar grandes cantidades de algo, con igualmente grandes cantidades de tiempo, los números resultantes serán pequeños. Por ejemplo, si se habla de cien millones de quetzales por un año, no se tiene el mismo efecto si esa suma se mide en quetzales por minuto. Es más comprensible, por estar más cerca de la realidad de la gente, hablar de 11,415 quetzales por minuto y porque es fácil establecer la relación en cuanto se piensa en el sueldo promedio mensual de los guatemaltecos, en muchos casos mucho menor a esa suma.

CON LA VELOCIDAD PERmitida en los vehículos, se puede hacer la misma comparación. Si a alguien le preguntan si es muy veloz manejar un carro a 11 metros por segundo, muchas personas responderían afirmativamente, pues se puede cruzar un campo de futbol en 11 segundos. Sin embargo, son 40 kilómetros por hora. La velocidad máxima permitida en algunas calles citadinas —como el Periférico— y en las carreteras, es de 80 kilómetros por hora, o sean 22 metros por segundo, lo cual permite cruzar ese campo de futbol en 4.5 segundos. La relación kilómetros (muchos metros) con una hora (muchos segundos) tiene como resultado una cifra menor. Sesenta minutos es un lapso largo, mientras un segundo tiene la imagen de inmediatez.

ACTUALMENTE, LAS SE- ñales de tránsito indican 80 kms/hora, por ejemplo, refiriéndose a la velocidad permitida. Si dijeran 22 mts/seg, el mensaje al conductor sería constante. Lo mismo ocurriría si el velocímetro de los automóviles sustituyera 10 km/hora por 2.7 mts/seg y fuera avanzando 5.25 mts (20 kms/hora), 7.9 (30 kms/hora), 11.1 (40 kms/hora), 13.8 (50 kms), 16.7 (60 kms), 19.4(70 kms), 22.22 (80 kms), 25 (90 kms) y 27.7 (100 kms.) Así a los conductores se les indicaría constantemente la velocidad real del desplazamiento. Hoy se habla con cierto desparpajo sobre la velocidad empleada en las carreteras, lo cual disminuirá cuando todos los ocupantes de un vehículo tengan clara conciencia de la velocidad automotor como realmente es.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.