Mientras continúa la contienda electoral convertida por algunos candidatos y dirigentes políticos sin ética en función circense, gritando, acusándose, amenazándose, enjuiciándose, matando a contrincantes, lo más grave, y ofreciendo al pueblo un montón de supuestas soluciones para limpiar tanta suciedad que empaña al país, nuestros héroes deportistas, por el contrario, con abierto corazón y marcada identidad, alegran, emocionan, enloquecen y hacen llorar a los chapines, desde Toronto, Canadá, poniendo muy en alto el sagrado nombre de Guatemala, obteniendo dignas medallas de honor mundial, con sacrificio, entrega y calidad. Gracias, Kevin Cordón, Jorge Vega, Enrique Brol, Hebert Brol, Juan Ignacio Maegli, Jason Hess, Irene Abascal, Charles Fernández, Kevin Luna Muñoz y Ana Sofía Gómez. Érick Barrondo, Mirna Sucely Ortiz y otros atletas, siguen siendo grandes.

La ciudadanía, apoyada por el Tribunal Supremo Electoral, que por primera vez actúa firme, decidido, con apego a derecho y apoyo moral del pueblo, mantiene ahora más firme su esperanza de que el país pueda superar un tanto el descalabro social, político y económico a que ha estado sometido desde hace muchos años. Esperamos que continúe con tan delicada función en un momento por demás hostil, de manera consciente, honesta, sin errores o movimientos políticos malignos. Valiosa oportunidad para que los malos politiqueros demuestren su voluntad cívica, para alcanzar anhelados cambios que eviten en el futuro más robo descarado del dinero de los guatemaltecos, ejecutando programas inmediatos de seguridad, salud, trabajo y desarrollo. La reestructuración del Estado es urgente y obligada.

El actual proceso electoral, salpicado con la voz del pueblo en alto, es propicio, primero Dios, para un rotundo cambio gubernamental, las posibles reformas a la llevada y traída Ley Electoral y de Partidos Políticos, en camino pero muy discutida entre distintos sectores involucrados; Ley de Contratación, Ley de Servicio Civil, creación de Juntas Calificadoras para elegir a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Corte de Constitucionalidad, Tribunal Supremo Electoral y fiscal general, evitando la intromisión política que tanto daño ha causado.

Inmorales políticos anidados en los organismos Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que corroen los cimientos del Estado. Gobierno tras gobierno y lo mismo, pésimas administraciones, desgaste, decadencia, pobreza, saqueos millonarios, violencia, inseguridad, vergüenza y poco progreso. Indiscutible reto para que los políticos olviden sus bajas pasiones partidistas y ambiciones. Nuestro pueblo exige nueva y pronta alternativa, enterrar el pasado. Este evento electoral debería ser una fiesta cívica, pero está ya manchado con crímenes de candidatos. El Congreso debería seguir contando con líderes honestos, con experiencia, pero también abrir brechas a jóvenes, mujeres y hombres, capaces, con ilusiones y metas. De los 159 legisladores actuales posiblemente 80 serían necesarios, pues el resto es desconocido, ignorado, no participa, no trabaja, se esconde, no plantea iniciativas y solamente levanta la mano cuando recibe ordenes de los jefes de bancada. “Qué lata”.