Las osamentas fueron entregadas en medio de escenas de llanto, tristeza y dolor. La masacre ocurrió entre el 6 y 7 de diciembre de 1982 en el parcelamiento del mismo nombre.
Jorge Herrera, director general del Programa Nacional de Resarcimiento (PNR), dijo que se brindó el soporte psicosocial e integral a los familiares doliente y en coordinación con otras autoridades se facilitó la construcción de nichos, el traslado de osarios y de los núcleos familiares, entre otros aspectos.
Acotó que con esta actividad se está dignifica y honra la memoria de los guatemaltecos. Herrera enfatizó: “Esto es un testimonio de lo que no tiene que ocurrir, en ningún rincón del país, la tragedia de la guerra enlutó a miles de hogares, que hizo perder muchas oportunidades”.
En aquella fecha, una patrulla de las fuerzas especiales que rodeó el pueblo de Dos Erres en búsqueda de armas que creían robadas por guerrilleros.
Las armas no fueron halladas, pero la patrulla decidió matar a los pobladores y arrojar los cadáveres a un pozo, después que algunos de los soldados violaron a las mujeres.
Jorge Sosa, un militar retirado que hizo vida en EE. UU. posteriormente a la matanza, fue hallado culpable por un tribunal California por haber mentido en su solicitud de ciudadanía sobre sus filiaciones y participación en esa masacre, por lo cual podría recibir una pena de hasta 15 años.
Otros militares que ya cumplen condena son Manuel Pop, Reyes Colling Gualip, Daniel Martínez, a 6 mil 60 años, y Carlos Carías, a 6 mil 66 años. En agosto de 2011, el Tribunal Primero A de Mayor Riesgo los sentenció por los delitos de deberes contra la humanidad.