“La mejor educación no es la que nos informa sobre las cosas, sino la que nos armoniza con todo lo que existe en el mundo”. Este es uno de los sabios pensamientos del filósofo, poeta y educador visionario Rabindranath Tagore, Premio Nobel de Literatura en 1913. Tagore fundó la escuela “Morada de la Paz”, para educar para la paz y la no violencia, en Calcuta, India, en 1901. A Tagore le preocupaba la educación de la niñez en su país y en el mundo. Consideraba que se enfatizaba la discriminación y la competitividad por encima de la equidad; el control y no la libertad para crear y liberar el enorme potencial de la niñez. El viernes pasado ofrecí narrar en este espacio una de las meditaciones infantiles de Maureen Garth. (Se pueden descargar de internet.) Garth, como Tagore, consideran que un niño que aprende a meditar será más creativo y seguro de sí mismo en la vida. La meditación es “una puerta que abre paso a la imaginación y la paz interna,” agregó el Clarinero. Para Ortega y Gasset no hay héroes sin imaginación porque en circunstancias críticas siempre ven antes la luz al final del túnel.

Volviendo a Garth, ella advierte de que podemos modificar sus historias pero que siempre las iniciemos con el “preludio de la estrella”. Propone utilizar un tono de voz suave y hablar despacio para que el niño (a) pueda visualizar lo que escucha. El niño siempre puede intervenir. Le pedimos que cierre los ojos e imagine una estrella arriba de su cabeza. ¿Cuál es su color? Sientes cómo su luz resplandeciente baja y cubre tu cuerpo. Ahora imagina tu corazón y llénalo de amor por la gente, los animales, las plantas. ¿Ves el ángel o un viejo sabio que se encuentra cerca de ti? Te conduce a un bellísimo jardín. Observa el árbol gigante en la entrada. Te saluda con sus ramas que tocan el piso. En ellas puedes colgar cualquier preocupación o temor que tengas. Entra a este maravilloso jardín. ¿Sientes el aroma de las flores? Son de mil colores. Ves el río cristalino. Tócalo, ¿Está frío? Te sientes muy feliz. Nada puede pasarte aquí. Recuéstate en la grama. ¿A dónde viajarás hoy? ¡Muy bien! Visitarás a las hormigas que viven en este jardín secreto.

“Esta noche todo está tranquilo en tu jardín. Reina el silencio. ¿Puedes escuchar los pasitos de las patitas menudas de las hormigas entre la grama? Sopla un viento fresco. ¡Respíralo! Mm… Te acaricia el pelo. ¿Ves a las hormigas? Siempre están trabajando, recogiendo granos o llevando hojitas sin hacer ruido. Si quieres puedes hacerte tan pequeña como una hormiga. ¡Será divertido! Fíjate cómo te vas encogiendo hasta quedarte del tamaño de una hormiga. Eres tan pequeña que las hojitas de la grama son más grandes que tú. Mira, hay gotas de rocío en la grama y, ¡ooops!, ¡acabas de darte un baño! Las hormigas trabajan mucho. ¿Quieres ayudarlas a llevar comida a su casa? ¡Te lo agradecerán! Ellas llevan la comida en la boca pero a ti te darán una canastita para que te sea más fácil llevarla. Cuando las hormigas terminan de trabajar celebran una fiesta. Te invitan para que las acompañes. Habrá muchos juegos. ¿Cuáles son? Te gustará su comida. Comen moras y fresas. Beben un refresco que sabe a helado de vainilla. Creo que la fiesta es para ti, te quieren mucho porque has venido a verlas y ellas quieren que conozcas su gran familia. Bueno, creo que ha llegado la hora de dejarte en la fiesta con tus amigas las hormigas…”

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