Revista D

¿Cuándo ocurrió el primer poblamiento en Centroamérica?

Grupos de la Edad de Hielo descubrieron esta región hace más de 14 mil 500 años. Hasta la fecha, 54 lugares han revelado vestigios paleoindios.

Restos de megafauna en el sitio de Chivacabé, Huehuetenango. (Foto: Sébastien Perrot-Minnot).

Restos de megafauna en el sitio de Chivacabé, Huehuetenango. (Foto: Sébastien Perrot-Minnot).

En la introducción de su libro Las religiones de la Prehistoria (primera edición: 1964), el arqueólogo francés André Leroi-Gourhan avisaba al lector que estaba por ingresar a “la niebla más espesa, en un terreno resbaladizo y salpicado de barrancos”. El tema de la ocupación paleoindia de Centroamérica amerita la misma advertencia, además de una invitación a aventurarse a un campo fascinante.


 

Vestigios

El período Paleoindio es el de la primera colonización humana del continente americano; comienza en la Edad de Hielo y termina en el VIII milenio a. C., precediendo el período Arcaico. En Centroamérica (la geográfica, que se extiende del sur de México a Panamá), hasta la fecha, 54 lugares han revelado vestigios paleoindios. Los mismos incluyen, sobre todo, objetos de piedra —puntas de proyectil y otros bifaciales, raspadores, raederas, buriles, láminas, lascas y núcleos, entre otros—. También se hallaron restos de animales y plantas, usados en la subsistencia, y escasas osamentas humanas (en la costa caribeña de Yucatán, México). Los yacimientos investigados permitieron la identificación de campamentos de características muy diversas, talleres y canteras.
Estos vestigios arqueológicos, y especialmente las puntas de proyectil, reflejan distintas tradiciones culturales. La cultura Clovis y la tradición de las puntas Cola de Pescado son bien representadas en la región, y cohabitan en algunos sitios. La primera floreció del sur de Canadá hasta Panamá y Venezuela, entre 13 mil 300 y 12 mil 800 años antes de esta era. Durante mucho tiempo, se ha considerado como la entidad cultural primordial de América. En cuanto al tipo de punta Cola de Pescado, es predominante en los contextos paleoindios de Sudamérica, aunque ha sido señalado hasta Texas, Estados Unidos. Según los datos disponibles, es parcialmente contemporáneo con la cultura Clovis, a la cual sobrevivió por algunos siglos. Un tipo de punta quizás más antiguo, llamado El Jobo, y reportado sobre todo en Venezuela, parece ser atestiguado en Panamá.

Límite cronológico

Por el momento, no ha sido posible evidenciar ocupaciones anteriores a 13 mil 300 antes del presente en Centroamérica; sin embargo, los orígenes de la humanidad en esta región tienen necesariamente que buscarse más allá de este límite cronológico. En efecto, en América del Sur, los restos arqueológicos más antiguos conocidos datan, por lo menos, de 14 mil 500 años; y como el Homo Sapiens, venido de Asia, colonizó el continente americano desde el noroeste, lógicamente, descubrió el istmo centroamericano hace más de 14 mil 500 años.
  ¿Pero cuánto tiempo más? Para tratar de contestar esta importante pregunta, cabe tomar en cuenta datos arqueológicos, genéticos y paleoambientales. Al hacerlo, se llega a la conclusión de que nuestra especie se expandió al sur de Canadá, probablemente, hace menos de 17 mil años, aprovechando la progresiva liberación de las costas del Pacífico norte por la capa de hielo de la Cordillera, una de las dos inmensas que se formaron en Norteamérica durante la glaciación de Wisconsin (aproximadamente 80 mil -11 mil años atrás). De hecho, en los Estados Unidos contiguos o continentales, el registro arqueológico permite remontarse a una época comprendida entre 15 mil y 16 mil años atrás, en sitios como Debra L. Friedkin (Texas) y Meadowcroft (Pensilvania).

Pioneros

Al parecer, entonces, los primeros exploradores del Nuevo Mundo migraron por las costas del Pacífico y, al sur de las referidas capas de hielo, una parte de ellos al menos se dirigió hacia el interior del continente, siguiendo seguramente los cauces de los ríos. La fuerte densidad de sitios paleoindios hallados en el sur y el este de Estados Unidos puede ser atribuida al dinamismo de las investigaciones arqueológicas realizadas en estas regiones, por supuesto, pero también a una explotación más intensiva y fructífera del medio ambiente por los colonizadores paleoindios, conllevando un crecimiento mayor de la demografía, asociado a cambios en la organización social.
Estos elementos, así como la distribución geográfica de los sitios paleoindios conocidos en Centroamérica, y los indicios sugiriendo la constitución de un área de intercambio cultural paleoindio a lo largo de las costas del Golfo de México y el Mar Caribe, conducen a pensar que el poblamiento inicial de América Central debió hacerse, principalmente, por el Atlántico. En todo caso, esta odisea comenzada en el Pacífico norte fue aparentemente rápida, a la escala de los tiempos prehistóricos. Fue favorecida, sin duda, por un auténtico espíritu pionero, un gran poder de adaptación a entornos nuevos y el uso de la navegación.

Trópico

En Centroamérica, los paleoindios experimentaron, por primera vez, el ambiente tropical. Pero los paisajes naturales que encontraron en el istmo eran muy diferentes de los que podemos apreciar en la actualidad: había más tierras emergidas, ya que el nivel de los mares estaba mucho más bajo, durante la era glacial; las temperaturas estaban inferiores de 4 a 7° C, y las precipitaciones anuales, de 30 a 50 por ciento; había nieve y hasta glaciares en la sierra volcánica; y las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera eran más débiles, limitando el desarrollo de la vegetación.
Los ecosistemas centroamericanos albergaban una megafauna (conjunto de especies de grandes mamíferos, hoy extintas) variada, aunque tal vez menos densa que en América del Norte, lo que pudo provocar un aumento de la movilidad de los grupos paleoindios. Centroamérica presentaba también profusos yacimientos de rocas sedimentarias y volcánicas duras, que podían ser aprovechadas para la confección de herramientas de calidad.
Todavía no conocemos las características de la industria lítica que usaban los grupos pre-Clovis de la región, pero sabemos que los artesanos paleoindios de aquel entonces ya producían herramientas formales y de calidad, incluyendo puntas de proyectil.
  Por su ubicación, su topografía y sus recursos, América Central debía ser una tierra propicia para los intercambios entre las comunidades. Estas prácticas eran vitales; podían involucrar bienes, ideas… o parejas. Y naturalmente, el fecundo istmo, que condujo a la colonización inicial de Sudamérica, se convirtió en un formidable cruce cultural interamericano. Jugó así, desde la Edad de Hielo, un papel fundamental en la evolución del mundo precolombino.

* Sébastien Perrot-Minnot es arqueólogo. Publicó un estudio sobre el poblamiento inicial de América Central en la revista Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: