Revista D

<p> De paseo por la hermosa Florencia</p>

Esta ciudad es el centro neurálgico de la Toscana y cuna del Renacimiento italiano.

Vista de Florencia desde la Piazzale Michelangelo. Foto Prensa Libre: Roberto Villalobos Viato.

Vista de Florencia desde la Piazzale Michelangelo. Foto Prensa Libre: Roberto Villalobos Viato.

Resulta casi imposible describir la belleza de Florencia. Hay que estar ahí para contemplarla, sentirla y vivirla. De hecho, se dice que es la capital mundial del arte y uno de los íconos de la arquitectura.
La ciudad está llena de pequeñas callejuelas que dejan sin aliento. Tan romántica; tan sublime. Es para tomar de la mano a la pareja y darle un beso bajo un farol que destella una tenue luz amarillenta.
La magnificencia de Firenze, como se le llama en italiano, es el reflejo de la genialidad de los personajes que la hicieron florecer: Leonardo da Vinci, Miguel Ángel Buonarroti, Donatello, Rafael Sanzio, Filippo Brunelleschi, Giorgio Vasari, Giotto, Dante Alighieri, Nicolás Maquiavelo y muchos otros.
Este enorme museo al aire libre está en la región de la Toscana, a unos 270 km al noroeste de Roma. Desde ahí, en un tren de alta velocidad, se puede llegar en una hora y media —se recomienda llegar hasta la estación de Santa María Novella, pues queda justo en el casco antiguo—.
Para recorrerla de buena manera se necesitan por lo menos tres días —y aún así, el tiempo queda ajustado—.

Mucho qué ver

Fue fundada en el siglo I a. C., junto a la que había sido una ciudad etrusca, como asentamiento para una guarnición romana. Cuatro siglos más tarde se convirtió en un importante centro comercial, pero tuvo un letargo durante las dominaciones de los ostrogodos, bizantinos y lombardos.
Renació en el siglo IX al integrarse en el imperio de Carlomagno. En los siglos posteriores hubo intensas luchas por dominarla hasta que, en el siglo XV, la familia Médici tomó el poder, el cual ostentó hasta 1737.
De hecho, fueron los Médici quienes crearon el fuerte estado toscano y, bajo su mecenazgo, dieron un enorme impulso al desarrollo de la cultura renacentista florentina.
Hoy se pueden observar sus antiguos edificios. Se recomienda visitar la Iglesia de Santa María Novella (1480), que tiene una imponente fachada de mármol.
A cinco minutos a pie está la Piazza del Duomo, donde está la Catedral de Santa María del Fiore (1296), el Campanario y el Baptisterio. La famosa cúpula de tejas rojizas del Duomo es una maravilla diseñada por Brunelleschi —hasta hoy se desconoce exactamente cómo la logró construir—.
Desde ahí, a 200 m, se encuentra la Piazza della Reppublica, donde sobresale en uno de sus laterales el gran Arco del Trionfo (1895).

Cerca queda el imponente Palazzo Strozzi, cuya construcción empezó en 1489 y fue terminado hasta 1538.
Luego, en poco tiempo de caminata, se llega a la Piazza della Signoria, donde se encuentra el Palazzo Vecchio, construido por Arnolfo di Cambio a finales del siglo XIII.
Inmediatamente está la Galería de los Uffizzi, uno de los museos más importantes del mundo, donde se conservan grandes obras renacentistas de Botticelli, Tiziano, Rubens, Caravaggio, Rafael, Da Vinci y Rembrandt. Es importantísimo comprar los boletos en línea, porque no hacerlo implica hacer una fila de dos horas o más.
Otro de los sitios a visitar es el Ponte Vecchio, que cruza el río Arno. Este es el puente más antiguo de Europa.
En el barrio de Oltrarno está el Palazzo Pitti, sus espectaculares museos y los encantadores Jardines de Boboli. A este palacio, lo ideal, es dedicarle un día completo.
Si se quiere tener una magnífica panorámica de Florencia, se recomienda subir hasta la Piazzale Michelangelo. Se puede llegar en autobús o carro, pero lo mejor es agarrar fuerzas y subir a pie. Los atardeceres dejan sin palabras.
Otro de los puntos de visita es la Iglesia de la Santa Cruz, conocida como el Panteón de las glorias de Italia, ya que ahí están enterrados Miguel Ángel, Maquiavelo, Galileo y Rossini, entre otros.
Por último, pero no menos importante, está la Galería de la Academia, cuya máxima pieza de arte es el David, esculpido en mármol por Miguel Ángel.
¡Oh, bella Firenze! Quien tenga la dicha de visitarla, quedará enamorado de ella para siempre.

ESCRITO POR: