Revista D

¿Qué hacen los jóvenes en las redes sociales?

El  psicólogo Clemente De León afirma que al seleccionar el colegio para los niños se debe indagar cómo abordan  los problemas del mundo digital.

El licenciado en psicología clínica Clemente De León se ha dedicado durante los últimos años, junto con el grupo Balboa Sur, a estudiar el comportamiento de los jóvenes en las redes sociales, para lo cual ha efectuado varias encuestas y ha  impartido más de un centenar de talleres en colegios y escuelas del país.
Como resultado de sus investigaciones ha escrito los libros Desenréd@te en el que plantea el desarrollo de los valores humanos en el mundo virtual; Sextin, una guía para profesores y padres de familia para conocer la hipersexoconectividad, el ciberbullyng, las drogas auditivas y las modas peligrosas que practican los jóvenes en la web. A continuación, el resumen de una conversación sostenida con el experto.

¿Cuáles son las redes sociales que más  usan los adolescentes?

Los adultos empleamos, con frecuencia, Facebook y WhatsApp, pero los jóvenes están utilizando entre 15 y 20 aplicaciones para comunicarse, la más popular es Snapchat, porque tiene el sistema de autodestrucción de mensajes y videos. También Instagram.  Está de moda SimSimi, que no es una red social, pues ahí no tienen amigos, ni extraños, ni amigos del amigo del amigo, sino es un robot  con el que conversan y la misma información que ellos le proporcionan la máquina la utiliza para responder cuando otra persona en cualquier país le plantee  la misma pregunta. Todo el contenido que recibe le sirve para contestar como si fuera otro ser humano.

¿Está en desuso Facebook?

Los jóvenes fueron cien por ciento Facebook,  y no es que lo hayan cerrado, sino que lo mantienen abierto para lograr un efecto placebo con los padres. Muchos papás dicen:  “Yo controlo a  mi hijo en esa red y se comporta muy bien con sus mensajes y fotos que publica”. Los chicos saben que Facebook es para sus papás, porque los están viendo y también  llegaron  las mamás, las abuelas y las maestras, entonces dijeron: “esto  no está bien” y se fueron a otras aplicaciones que el mercado ofrece.

En este sentido ¿qué pueden hacer los padres?

Son preguntas claves, porque todos estamos confundidos. Nadie se imaginó lo importante que llegarían a ser las redes, incluso, hubo  personas que decían: cuál es la importancia de estas, aparte de hacer perder el tiempo. La palabra correcta para dar una respuesta es liderar a los hijos, pero ¿tengo derecho a supervisar lo que ellos hacen?, es un deber ver qué están haciendo, aunque no podemos entrar en una psicosis o una neurosis viendo cada cinco minutos. Lo que recomiendo es adaptarse un poco a la tecnología, porque muchos tienen un “frijolito”, debido a  que consideran que el teléfono solo sirve para llamar y enviar mensajes, pero sucede que actualmente este aparato  se ha convertido en un modo de vida para nuestros hijos y hay que saber qué están haciendo ahí. Con esto no quiero decir que la gente debe salir corriendo a comprar un iPhone, pero sí debe adaptarse y bajar las aplicaciones que están utilizando los  hijos.

Al respecto, ¿qué ha descubierto en sus investigaciones?

Efectuamos una encuesta a nivel nacional a  800 estudiantes de tercero básico en la que les planteamos 40 preguntas y debían responder solo Sí o No, y en la que decía: “Si tuvieras un problema de acoso en las redes sociales, ¿se lo comentarías a tus papás?” El 79 por ciento respondió  No, y el 81 por ciento que tampoco se lo contaría a sus maestros. En las mesas redondas les preguntamos ¿por qué no se lo dirías a tus papás —nosotros creíamos que el problema era de confianza—  respondieron que sí les tenían confianza, pero que sus progenitores les respondían que ya estaban viejos para eso y  que era una perdida tiempo.  Los adultos no tienen la idea de  estos problemas. Además, los amenazaban con el  castigo de quitarles el  aparato para siempre, ese es el miedo de acercarse a los progenitores. Muchos se han autoexcluido de internet  y lo más grave es que no solo los papás, también el pastor, el sacerdote, el orientador escolar, el psicólogo, el trabajador social, prácticamente todos los que pueden ayudar a los chicos.

¿A qué edad deben comenzar a  emplear un teléfono inteligente  los niños?

Es la pregunta del millón. Hay quienes quisieran que les respondiera a los 14 años, 6 meses, siete días y dos horas, hay mucha ansiedad por eso. Primero hay que leer lo que dicen las aplicaciones, Facebook expresa, en los países de Latinoamérica, a los 13 años; en EE. UU.  a  los 14 o 15 y en Alemania a los 16. WhatsApp cita  literalmente en el contrato: “Si tú tienes menos de 16 años y estás aquí estás en peligro”. Algunas personas escriben: No autorizo a que  usen mi nombre… pero si  aceptó las condiciones, entonces qué es lo que ahora no autoriza. Lo que sucede es que no estamos tomando en serio los contratos legales digitales.
En la práctica nos hemos dado cuenta, por las visitas que hemos hecho  a las instituciones educativas, de que en los salones de clases de primaria todos los niños tienen celulares, incluso, en las áreas marginales, porque muchos piensan que este asunto afecta solo a  cierta clase  social. En las zonas pobres lo primero que adquieren  con la primera remesa que envían los progenitores  desde  EE. UU. es un celular y lo recargan desde aquel  país, lo cual  es lógico, porque cómo se van a mantener comunicados con los hijos. La mayoría de maestros, de colegios y escuelas, respondieron en el estudio que no es necesario que los estudiantes lleven uno de estos artefactos, porque  las personas con las que deben comunicarse durante la mañana están dentro de la institución.
Deberíamos tomar en cuenta, idealmente, la madurez del  menor para proporcionarle un teléfono, pero eso no es suficiente, porque también se debe tomar en cuenta la madurez del grupo con el que convive, porque su  influencia es cada vez más fuerte, sobre la de los padres.

Pero la mayoría  de progenitores proporciona estos aparatos porque necesita comunicarse con ellos.

Un niño de hasta cuarto o quinto grado no necesita uno de estos artilugios, ni para las tareas, pero se está dando el fenómeno de que cuando las madres llaman a sus hijos nunca contestan, tampoco llaman porque se les acabó la carga, debido a que la usan para otras cosas. Aquí es donde vienen a jugar un papel imprescindible los adultos de no ir en contra de la tecnología, pero deben generar valores dentro de ella. ¿De qué  trata esto? Tenemos que trabajar el valor de la amistad en las redes sociales, igual que como se efectuaba hace 30 o 40 años, porque hoy el chico confunde esta relación, debido a que  hay una aplicación que  regala cinco mil amigos, entonces él está viendo este principio de una manera diferente a como lo vimos nosotros, entonces se siente orgulloso de tener tantos amigos. En uno de los casos que conocí una joven tenía 17 mil amigos en su perfil, entonces cómo no iba a tener un  conflicto en las redes sociales. En el estudio, el 59 por ciento de los chicos no ha aceptado a su padres como amigos y el 45 por ciento los bloqueo.

¿Cuál es el horario de  mayor presencia en las redes sociales?

El 71 por ciento de los adolescentes encuestados dijo que se ha desvelado por estar chateando entre  las  2 y las 3 de la madrugada. El horario de mayor actividad social de ellos es  a partir de las 21 horas. En nuestro mundo de adultos creeríamos que después  de las 14 horas, porque a esa hora ya salieron del colegio, estamos fallando. 

¿Qué recomendaciones ofrece  a los padres?

Una  buena práctica es que los teléfonos de la familia  se guarden durante la noche en un cesto en la cocina o en la sala para evitar el desvelo, obviamente, con un adolescente de 16 y 17 años esto es para que se arme la tercera guerra mundial, pero con un chico preadolescente de 10 a 13 años todavía es moldeable  para que cumpla esto. Otra  es que los padres programen una hora de abstinencia de redes sociales, que puede ser de 19 a 20 horas; en estos momentos  vamos a estar cien  por ciento disponibles para conversar, porque el problema no solo es de los chicos, ellos se quejan de que los padre no les ponen atención.
Tampoco deben aislar a los hijos  de la tecnología. He  escuchado a  madres decir  con orgullo que su hija  ya es mayor de edad y no la ha dejado   usar tecnología, yo les digo que eso es malo, porque están enviando a la calle a una ciudadana que no sabe cómo comportarse, y hoy un ciudadano que no sabe  comportarse en las redes sociales es peligroso o simplemente es alguien que fácilmente va a ser víctima de cualquier situación.
Una buena forma de comenzar a interactuar es dentro del grupo de  la familia, porque ahí se aprende cuando una foto o una expresión es inadecuada, pero hay papás que no fomentan esta convivencia, entonces ¿dónde aprenden?: en cualquier grupo

¿Cómo evaluar cuál foto o comentario se puede publicar?

Facebook siempre pide la mayor cantidad de datos posible, y en el caso de los adultos pueden hacer, con responsabilidad,  lo que quieran, pero un niño es distinto. Yo le digo a los patojos: tú escribirías un cartel grande con tu foto, número de teléfono, a qué hora estás en tu casa, y a cuales no, y lo colocarías en la calle para que todo el mundo lo vea, todos dicen no, pero les explico que eso están haciendo en las redes sociales. No debemos publicar, por ejemplo, qué día vamos a viajar y cuándo regresamos, porque  es como decirle a los ladrones entren a mi casa y eso también lo hacemos los adultos. Recién  llegamos  al puerto y publicamos fotos, obviamente el mensaje es “la casa está sola”. Se pueden dar a conocer  fotografías, por supuesto,  pero hay que ser inteligentes para encontrar el momento adecuado, por ejemplo, al regresar de vacaciones cuando ya se está en casa. El problema es la ansiedad de que queremos que todo mundo sepa que ahorita llegamos a la playa y estamos  poniendo los pies en la arena.

¿Cómo definir cuáles invitaciones se pueden  aceptar y cuáles no?

Los chicos no tienen un filtro para aceptar amigos entonces lo hacen con  todo el mundo.  Hay que explicarles, especialmente a los varones, que es muy sospechoso recibir la invitación de una mujer de 20 años rubia, bonita y despampanante. Lo primero que deben preguntarse es por qué una chica de este perfil quiere ser mi amiga si yo tengo 14 o 15 años, más aún si la misma persona  se la envió a todos los del colegio, en este caso, lo más probable es que sea un delincuente cibernético. Las redes sociales dan la opción de cerrar ventanas, puertas, poner barreras, y  no las sabemos usar.  Por ejemplo en la opción de seguridad se puede activar quién puede enviar una solicitud de amistad: todo el público o solo los amigos de los  amigos. Un consejo importante para los padres de familia que ahorita  buscan colegio es preguntar si la institución, aparte de la calidad,  está trabajando  los valores en las redes sociales y cómo lo está haciendo.

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