Revista D

Una chica de 26 años ayuda a niños de San Pedro Ayampuc

Recauda fondos En Estados Unidos, con amigos y conocidos, para ayudar a una escuela pública en las afueras de la capital guatemalteca.

Vive en Brooklyn, Nueva York, EE. UU., y apoya a la escuela de San Pedro Ayampuc, comunidad donde nació. Foto Prensa Libre: David Benthal.

Vive en Brooklyn, Nueva York, EE. UU., y apoya a la escuela de San Pedro Ayampuc, comunidad donde nació. Foto Prensa Libre: David Benthal.

Conocidas son las carencias de equipo y recurso humano de las escuelas públicas del país. En algunos casos, los escritorios y pizarrones están deteriorados, o las familias no tienen dinero para comprar cuadernos, lápices o libros para sus hijos.
Allá, en la aldea San Antonio El Ángel, San Pedro Ayampuc, en las afueras de la capital, hay un establecimiento educativo modesto pero que, desde hace tres años, tiene el apoyo económico e interés de Jazmín Carrillo, una guatemalteca de 26 años residente en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos.
“Al principio entregamos mochilas, útiles escolares, zapatos y uniformes a 10 niños de primaria. Nuestro proyecto, al cual bautizamos como Programa Sueños, ha crecido y ahora beneficiamos a 230 infantes, entre ellos 70 que estudian en el nivel básico”, cuenta.
Carrillo, durante su infancia, fue estudiante de la escuela, por lo que sabe qué significa asistir con recursos limitados. “Ahora los hemos dotado de computadoras portátiles e instrumentos musicales, y también se han capacitado a los maestros”, afirma.
El financiamiento se da a través de sus amigos y conocidos, la mayoría residentes en Nueva York.
Su meta, fijada para el 2019, es construir una escuela para la comunidad, lo cual espera lograr con la contribución de empresas de buen corazón que quieran sumarse al proyecto. De momento, ya está diseñada. “Quiero que los niños tengan oportunidades para crecer en la vida; si se les dan las herramientas, estoy segura de que las aprovecharán”, comenta.
Carrillo expresa que el éxito en la vida es ayudar a que los demás cumplan sus sueños. “Los niños de mi pueblo, de San Pedro Ayampuc, tienen historias alegres, pero también tristes y dolorosas. Cualquiera de esos casos me instan a luchar por ellos; sus historias me hacen sentir más comprometida”, dice. 

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