Revista D

“La tecnología nos hace avanzar”

Innovar, investigar e inventar son tres atributos de Alí Arafat Lemus Monterroso, de 36 años, ingeniero en Sistemas y cuyo campo de acción transita entre el diseño de los videojuegos y, recientemente, en la aplicación de estos a la educación.

Alí Lemus, muestra dos de sus recientes investigaciones, el videojuego   Cerebrex y Bionic Robohand (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

Alí Lemus, muestra dos de sus recientes investigaciones, el videojuego Cerebrex y Bionic Robohand (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

Lemus, quien tiene un máster en Informática Aplicada por la Universidad de Tohoku, Japón, es parte de un pequeño pero revolucionario grupo de guatemaltecos que intenta dar aportes tecnológicos a la educación y la salud con un sello de identidad nacional.

En los últimos años ha trabajado en tres proyectos. Cerebrex es un videojuego que desarrolla habilidades y destrezas en los estudiantes. Además es creador del primer Curso masivo abierto on line (Mooc) en América Latina, impartido por la Universidad Galileo. Esta iniciativa busca desde su lanzamiento (junio del 2012) ampliar su campo de acción con más adeptos al e-learning. Y por último, junto a un equipo de programadores, Lemus da los últimos toques a una mano robótica biónica que podrá adaptarse a personas incapacitadas.

En esta entrevista comparte su visión de esos proyectos de beneficios múltiples.

¿Cuál es el principal enfoque de sus propuestas?

Trabajamos en dos líneas. Primero, investigación de calidad internacional. Esta se mide a través de la participación en eventos de renombre internacional y en la publicación de trabajos en medios especializados. Segundo, buscamos la adaptabilidad de todo proyecto a Guatemala.

Al final de cuentas uno empieza a soñar alto, pero esto no es aplicable. Queremos asentar siempre los pies en la tierra, en nuestro contexto. Eso nos limita mucho en costos.

¿Cómo surgió la idea de los cursos masivos en línea?

Estudiar en la Universidad de Harvard o Stanford, Estados Unidos, es buenísimo, pero no todos tienen los recursos, pero ¿qué tal si todos pudieran? Así fue como surgió.

A finales del 2011, Stanford lanzó tres cursos gratuitos, uno de estos sobre Inteligencia Artificial, el cual cursé y obtuve la puntuación máxima.

La verdad, desconfiaba de los cursos en línea hasta que llevé este. Me di cuenta de que Stanford no pondría su nombre a algo que estuviera mal hecho. Sentí la diferencia en contenidos, nivel de exigencia y la forma de presentación, especialmente.

Luego las universidades MIT, Harvard, Berkeley y Texas lanzaron el sitio común edX, para llevar cursos gratuitos. A esto se sumó el sitio Coursera, con más de 108 socios y 631 materias disponibles.

¿Estos cursos se imparten en inglés?

Sí, y este es precisamente un problema. La Universidad Galileo llevó a cabo una investigación para determinar qué era lo que más necesitaban los egresados y el trabajo concluyó en que lo más importante es dominar el inglés.

¿Cómo les fue con el primer curso on line en Guatemala?

Fue una buena experiencia. Lanzamos el curso “Desarrollando aplicaciones para iPhone y Ipad” y tuvo mucho impacto, pues participaron cinco mil 380 estudiantes, de los cuales tres mil 500 eran guatemaltecos y los demás, de México, España, Argentina y Estados Unidos, y casi 13 mil compartieron en Facebook. Luego se repitió con dos mil personas más. A raíz de esto se hicieron publicaciones académicas sobre los Moocs y se generó el proyecto Telescopio, de la Universidad Galileo, que consiste en cursos gratis.

¿Qué hay de Cerebrex?

Es un videojuego que emplea palabras en quiché y personajes mayas, el cual trabaja en cuatro áreas: numérica, visual-espacial, memoria y racional. Fue desarrollado por Elemental Geeks, una empresa que tengo en sociedad con Adrián Catalán.

En la actualidad los niños viven bombardeados por todos los medios y videojuegos, los cuales captan su atención, mientras que los estudios no.

La tecnología captura la atención de los niños y el profesor compite contra eso. La idea es qué hacemos para que los contenidos sean interesantes. Educando a través de la actividad lúdica.

¿Cómo le ha ido a este videojuego?

Hicimos la primera prueba en el Liceo Javier, con alumnos de sexto primaria, durante tres meses. Una sección jugó y la otra no. Los resultados preliminares arrojaron que quienes se recrearon con Cerebrex mejoraron sus resultados en matemáticas en más del 10 por ciento. El otro grupo no mostró mayores avances.

La segunda prueba fue en Patzún, Chimaltenango. Previo a esto se pasaron test psicométricos para medir el cociente intelectual de los estudiantes. El grupo experimental usó Cerebrex por tres meses, dos horas a la semana. Los resultados de esta investigación recién fueron presentados en la Conferencia de Psicología InPact 2014, en Oporto, Portugal (4 y 6 de abril).

¿Tienen planes de llevar esta tecnología a más niños?

Este año lo probaremos en unos 10 colegios privados y 10 escuelas oficiales, incluidos algunos de la provincia como, por ejemplo, Uspantán, Quiché.

¿Qué hace Cerebrex para que aprendan?

Los niños se instruyen en matemática porque sus padres los obligan, y otros porque el maestro hace esta presión. Pero en este caso aprenden porque les va a servir para su juego, lo que se convierte en una motivación intrínseca. Así que, cuando observan que lo que estudian les va a servir para su juego, lo hacen con mayor gusto y deseo.

¿Cómo fue su experiencia con la Matemática en su época de estudiante? Esto, porque a la mayoría de guatemaltecos les va mal.

No sirvo para esta ciencia. Pero en general creo que muchas de las cosas que hacemos es por motivación. Si no la tenemos, no hacemos las cosas.

Al principio me gustaba la Matemática, pero después conocí la Física y me agradó más, pues encontré un sentido en la Matemática Aplicada y no era tan abstracto. Luego me fascinó la Electrónica. Y con la Computación podía diseñar creativamente cualquier cosa, simplemente en un mundo virtual.

Cuénteme de Bionic Robohand

Empezó con una mano creada en impresora 3D, con plástico, para personas que habían perdido los dedos. Luego se desarrolló un segundo prototipo. Esta mano —mecánica— se le ajustará a un soldado guatemalteco y consta de un arnés, cables y resortes que abren y cierran la mano. Esperamos que el próximo mes la empiece a utilizar. La idea es que se acostumbre y veamos cómo le va. Una ventaja es que no se queda sin batería.

En la segunda fase, se le agregarán funciones biónicas avanzadas como pinza, apuntar, etcétera. El costo aproximado de esta es de US$500 —unos Q4 mil—. El proyecto fue aceptado en el evento más grande de Silicon Valley, Maker Faire.

¿Qué lo motivó a desarrollar este proyecto?

La posibilidad de poder hacerlo.

¿Es la primera mano biónica hecha en Guatemala?

No sé. Creo que lo importante es que es una prótesis de muy bajo costo. Eso no existe en otra parte del mundo pues las prótesis biónicas van desde los US$30 mil.

¿Cuáles son las principales dificultades para aplicar tecnología en educación?

El rechazo de los adultos hacia los videojuegos.

¿Este tipo de juegos son adictivos?

Para quienes estén propensos a este problema, sí. No es intrínseco, como la violencia. Luego, el escaso acceso a la tecnología en lugares remotos puede ser un gancho para volverlos letrados en computación.

¿Hace falta investigación tecnológica?

Siento que la tecnología es lo que ha sacado de pobres a los países. Es pasar de la materia prima al producto final. Y los millonarios más grandes, todos están en el área de tecnología.

¿Cuál es su visión de estos aportes?

Sacar a Guatemala adelante. También el factor identidad. Cerebrex trabaja temas mayas que buscan ese orgullo nacional de ser lo que somos. En tecnología no es que seamos malos, sino que muy pocos tienen acceso a ella.

¿Se considera una mente brillante?

No. En japonés, Alí significa hormiga. Me gusta este concepto, pues es un insecto trabajador y en equipo. Muchos de los éxitos han sido por eso, por sentarnos a trabajar en equipo. No soy solo yo, somos varios. Creo en dar la milla extra. No creo ser muy inteligente, pero hay que encontrar algo en lo que uno es bueno.

Hay una frase del japonés Dekiru Dake que dice: “Haz lo que puedas hacer”. Siento que en Guatemala la gente quiere cambiar el mundo, pero es tan complejo que no lo hacen. Es mejor sentarse a hacer lo que uno pueda hacer, aunque sea algo pequeño.

Teniendo la oportunidad de tener una carrera quizá más amplia fuera de las fronteras —Japón, por ejemplo—¿Por qué decidiste regresar a Guatemala?

Hay más oportunidades en Guatemala. La guerra dejó un gran vacío y nos toca a nosotros reconstruirla. En este país se puede hacer de todo, en otros países ya todo está hecho.

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