Revista D

La otra cara de la canciller de hierro

Ángela Merkel vuelve a ser, después de  su victoria en las elecciones del 22 de septiembre, y ante su  tercer mandato frente al país más poderoso de Europa, la  figura  más atractiva de la política mundial. 

Ángela Merkel es la mujer más poderosa del mundo. (Foto Prensa Libre: EFE)

Ángela Merkel es la mujer más poderosa del mundo. (Foto Prensa Libre: EFE)

Merkel ha estado 13 años  al frente del  partido Unión Cristianodemócrata (CDU), ocho de estos como jefa del gobierno alemán. Ahora asumirá un nuevo período. Pero su carrera política apenas  cuenta con 23 años, tiempo durante el cual  ha logrado lo máximo, después de haber dejado la Física tras una metamorfosis vital que tuvo como punto de partida la  caída del Muro de Berlín.

Nació en Hamburgo, en 1954, como Ángela Dorothea Kassner, hija de un pastor protestante que, unas semanas después, se fue a servir a una pequeña parroquia de la Alemania comunista.

Los Kassner nunca fueron una familia típica del Este. Recibían paquetes del oeste y, a diferencia de otras niñas, Ángela vestía pantalones de lona y tenían  privilegios que otros no podían permitirse.

Sus biógrafos la retratan como una escolar aplicada, la primera de la clase, pero sin ser repelente. Eligió estudiar Física, lo que le permitió vivir lejos de su familia, en Leipzig y en Berlín.

Se casó a los 23 años con Ulrich Merkel, un compañero de estudios, del que conserva el apellido, pese a que el matrimonio no tuvo hijos y la pareja se divorció cinco años después.

Ángela Merkel coronó a los 32 años su excelente historial académico con un doctorado en Física, en cuyo capítulo de agradecimientos consta el doctor Joachim Sauer, su actual esposo.

La caída del Muro cambió su vida, aunque no estuvo entre los cientos de miles de germano-orientales que el 9 de noviembre de 1989 celebraron con lágrimas y euforia la noche más esperada de su vida.

Se enteró de la noticia al salir de su sauna semanal, pasó al “otro lado” —Berlín occidental—  para llamar desde una cabina a una tía, en Hamburgo, y se retiró a la cama “porque tenía que madrugar”. Hasta entonces no hay constancia de actividades políticas dignas de mención.

Ministra de la mujer

En febrero de 1990 dejó en suspenso la Física e ingresó en la CDU. Desde esa posición se convirtió en aplicada portavoz del último primer ministro de la República Democrática Alemana (RDA), Lothar de Maiziere.

Después  todo fue meteórico. Helmut Kohl hizo a esa mujer de rostro melancólico del Este su ministra para la Mujer y la Juventud, en 1991. La llamaba “la muchacha” y le dio una de las vicepresidencias de la CDU y luego la trasladó a la cartera de Medioambiente, en 1994.

Tras la derrota de Kohl en 1998, ante Gerhard Schroeder, asumió la secretaría general de la CDU, con Wolfgang Schaeuble como presidente del partido.

Durante el escándalo de las cuentas secretas, que salpicó a Schaeuble, Merkel se sacó un as de la manga: un artículo en el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung en el que apostaba por “emanciparse de Kohl”.

Merkel rompió con Kohl y asumió la presidencia de la CDU en el 2000. Era la primera mujer y del Este al frente de un gran partido alemán.

Dos años después, sin embargo, tuvo que encajar con una sonrisa lo que pareció su gran derrota: el bávaro Edmund Stoiber, de la Unión Social Cristiana (CSU), se impuso como candidato conservador a la Cancillería en las elecciones del 2002, por considerársele más apto para derribar a Schroeder, lo que no logró.

Pero en mayo del 2005, Merkel, a la que las malas lenguas acusan de tener sembrado el camino de “cadáveres políticos”, fue elegida candidata conservadora de la CDU-CSU —La Unión Cristianosocial (CSU) es el partido hermano de la CDU en Baviera—  a la Cancillería.

Aunque Merkel confiaba en formar una  coalición con los liberales del FDP, los resultados electorales la han llevado a negociar con los socialdemócratas la formación de una gran coalición.

El fantasma de la ópera

Ángela Merkel no tiene tampoco hijos con Joachim Sauer, divorciado y padre de dos varones, con los que ella mantiene una relación cordial.

Se casaron en 1998, tras unos años de convivencia. A Sauer   le apodan el Fantasma de la ópera, ya que hasta ahora ha reservado sus apariciones públicas a su cita anual con el Festival Richard Wagner de Bayreuth, que se celebra en julio.

Su mano dura al frente de  la Cancillería y ser considerada por la revista Forbes como la mujer más poderosa del mundo representan para Merkel “una huella que demuestra que una mujer puede llegar a donde se creía solo podían llegar los  hombres”.

 Fuentes: El País, EFE y El Mundo

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