Revista D

El cacique quekchí

En las verdes montañas de Quaj Xac, en Alta Verapaz, nació el guerrero quekchí Aj Pop O'Batz, nombrado así ante el fuego sagrado de un tradicional ritual maya. Era la primera década del siglo XVI, unos años antes de que los conquistadores españoles incursionaran en esta región.

Los antiguos guerreros del Imperio Mam tenían un duro entrenamiento. Hoy, la unidad élite del Ejército de Guatemala le rinde honor al nombre de Kaibil Balam.

Los antiguos guerreros del Imperio Mam tenían un duro entrenamiento. Hoy, la unidad élite del Ejército de Guatemala le rinde honor al nombre de Kaibil Balam.

Aquel niño, tiempo después, se convertiría en una persona de gran influencia en su pueblo y entre los propios ibéricos.

Aj Pop O’Batz es Juan Matalbatz, el héroe nacional olvidado, el Cacique de Caciques, quien fue recibido por la Corte española en aquella turbulenta época. Esta es su historia.

El guerrero

Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, aunque se cree que fue en el 1500, al menos en la versión del historiador Agustín Estrada Monroy, fallecido en el 2002.

Matalbatz recibió una formación guerrera. En 1529, el Gran Consejo de Todos los Señoríos y Cacicazgos, de las actuales Verapaces, lo designó Cacique de Caciques “por su prudencia, valentía y buen juicio”, refiere Estrada Monroy en el artículo Don Juan Ma Tac Batz, auténtico Héroe Nacional (1980). Tal cargo era de carácter vitalicio y “su voluntad era la última palabra”.

Sus guerreros, asimismo, fueron nombrados Aj Jolomá Quekchís, que significa “pueblo cabeza”. Con Matalbatz al mando, aquellos combatientes obtuvieron fama de invencibles. Por tal motivo, los tlaxcaltecas —quienes tiempo después llegaron con los españoles para combatir en las campañas de Conquista—, llamaron a aquella región Tezulutlán, que quiere decir “tierra de guerra”.

Los soldados indígenas, de hecho, derrotaron a Diego de Alvarado y a Sancho de Barahona, cuyas fuerzas entraron en un primer momento.

“Mientras los demás pueblos de la región se debatían en problemas internos de guerras fratricidas que debilitaban su poderío o buscaban alianza con los españoles, el Señorío quekchí permaneció incólume, haciendo frente de manera viril a todos los intentos de penetración extranjera”, escribió Estrada Monroy. “Los caciques indígenas de toda América y sus súbditos eran sometidos y esclavizados, marcándolos muchas veces con hierros candentes, (pero) Juan Matalbatz mantenía el control de su provincia”.

De acuerdo con el Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala, el gobierno de Matalbatz, antes de la llegada española, abarcaba lo que hoy se conoce como Carchá, Cahabón, Lanquín y Tucurú. En 1555, fray Hierónimo Román escribió: “Eran sus leyes muy santas y buenas, que si las quisiéramos comparar con muchas de las nuestras, no discreparíamos mucho”.

Años antes (1537), Matalbatz invitó por primera vez a los dominicos a visitarlo. Para 1541 ayudó a convertir al cristianismo a varios señores de Tezulutlán, entre ellos los Hic, los Cau, los Borzoc, los Tox y los Cani Pepb —así lo menciona el cronista Antonio de Remesal, aunque, erróneamente, indicó que fue cuatro años antes, según Estrada Monroy—. En esa ocasión, fray Luis Cáncer fue recibido con danzas y vistosos arcos de flores.

En los primeros meses de 1543, durante 80 días, el cacique quekchí sostuvo pláticas con los frailes Pedro de Angulo, Juan de Torres y Cáncer, para la pacificación y evangelización de su territorio, con el compromiso de que no fueran sometidos por los conquistadores, quienes, desde 1524, habían masacrado poblaciones enteras bajo el mando de Pedro de Alvarado.

El acuerdo, asimismo, concluyó con la fundación de Santa Cruz Munchú—hoy Santa Cruz Verapaz—, el 3 de mayo.

El 24 de junio de ese mismo año, después de fundarse San Juan Chamelco, el Cacique de Caciques recibió el bautismo cristiano y fue cuando recibió el nombre de Juan Matalbatz.

El 19 de mayo de 1544, después de la declaración oficial del inicio de la evangelización pacífica de Tezulutlán, De Angulo le propuso a Matalbatz y a otros señores principales quekchís efectuar un viaje hasta España, para visitar al emperador Carlos V —Carlos I de España—.

Viaje a Europa

Matalbatz y su comitiva —entre ellos los caciques Miguel de Paz y Chun, Juan Rafael Ramírez Aj Sakq’uim de San Luis, Diego de Ávila Mo y Pop— guiados por los dominicos, llegaron a la Península Ibérica el 4 de febrero de 1545. El 12 de febrero fueron recibidos en la Corte española. “Fue el único cacique de América que llegó ante el rey de España”, consigna Estrada Monroy —aunque, en 1557, don Juan Cortés, Ajaw k’iche’, también visitó la Corte para reclamar ciertos derechos por su alta jerarquía—.

En el libro El mundo k’ekchi’ de la Vera-Paz, escrito por el mismo historiador, se detalla la forma de vestir de la comitiva de Matalbatz: “Iban con sus mejores galas, que consistían en una camisola de algodón con decorados de hilo del mismo material en diversos colores, un calzón también de hilo que les llegaba arriba de la rodilla y en cuyos ruedos colgaban flecos de colores. Ceñida la cintura por una faja vistosa que colgaba parcialmente por delante y a manera de cola en la parte de atrás, también con los hilos terminales en flecos. Las pantorrillas lucían en su derredor ataderas con borlas de hilo a manera de pequeño ramo de flores. Sandalias de cuero decoradas por la parte superior con dos borlas. El cabello largo entrelazado con una larga cinta que colgaba hacia atrás a manera de tocoyal (…) Cubriéndose la espalda, cada uno portaba capas de plumas bellamente entrelazadas”.

El emperador Carlos V, a la vista de la poca ropa que llevaban sus visitantes, aún en pleno invierno, dijo: “Parece que fuerais de acero”.

Se dice, asimismo, que cuando a Matalbatz le ordenaron hincarse ante el príncipe —el futuro rey Felipe II— , contestó lo equivalente a: “Entre principales no nos hincamos uno frente a otro”.

En esa misma ocasión, Juan Matalbatz y compañía presentaron a su majestad las ofrendas que habían llevado desde Guatemala.

Entre los regalos había vasijas de barro, fuentes para frutas decoradas con dibujos, jícaras, recipientes con chocolate, chiles de diversas clases, frijol, zarzaparrilla, maíz, liquidámbar, copal y pom. En cajas de madera llevaban vistosas telas tejidas a mano, rodeadas de varias capas de algodón y varias especies y hierbas aromáticas.

También transportaron presentes especiales, como dos mil plumas de quetzal y varios pájaros para que el príncipe español tuviera una idea del ambiente de los bosques y las ubérrimas montañas de Tezulutlán.

Matalbatz y sus acompañantes permanecieron en España alrededor de 218 días. Los resultados de aquella estadía fueron variadas. Carlos V, en agradecimiento a la ayuda prestada a los misioneros dominicos en el proceso de evangelización de sus territorios, concedió al cacique quekchí el título de Don.

Según Estrada Monroy, Don Juan Matalbatz regresó a tierras guatemaltecas el 11 de febrero de 1546, luego de cinco meses y medio de navegación. El punto de desembarque fue el Lago de Izabal, “en la orilla sur-poniente”.

Desde allí transportaron todos los regalos que le fueron obsequiados en nombre de Carlos V, entre los cuales había vasos sagrados de oro y plata, candeleros, lámparas, incensarios, ciriales, estandartes, banderas de terciopelo, imágenes católicas y campanas —una de ellas aún se conserva en la iglesia de San Juan Chamelco—. También se trajeron los primeros machetes, azadones y otros instrumentos de labranza.

Tiempo después, colaboró con el obispo Juan de Cárdenas para propagar numerosos animales domésticos, entre ellos gallinas, cerdos y ganado vacuno y equino, así como la siembra de árboles frutales originarias de otras latitudes. Consiguió, además, el permiso de la Corona para importar animales de carga desde San Juan de Puerto Rico, Cuba y La Española, algo de suma importancia ya que, en esa época, aún las pesadas cargas las debía hacer la gente cargando un mecapal.

Otro de sus logros fue la edificación de las iglesias de San Juan Chamelco, Cobán, Cahabón y Santa Cruz Verapaz —en las primeras dos localidades también se edificaron conventos—. Hasta hoy, esas construcciones se mantienen en pie.

Don Juan, el gobernador

Matalbatz, mediante la diplomacia, impidió la entrada violenta de los españoles en sus tierras. Ordenó la pacificación y el respeto hacia las creencias cristianas, sin olvidar sus raíces mayas. Por solicitud de los dominicos, Tezulutlán, la “tierra de guerra”, desde el 15 de enero de 1547 lleva el nombre de Vera-Paz; “región de verdadera paz”.

Pese a ello, hubo contratiempos. En 1550, con los frailes dominicos Tomás de la Torre y Domingo Vico, así como con un buen número de indígenas flecheros, participó en la entrada a la región de Acalá. Los religiosos, sin embargo, no fueron bien recibidos y tuvieron que retornar a Cobán.

Pese a ello, el cacique Don Juan fue reconocido por gobernar a su pueblo de manera justa. De esa cuenta, Carlos V, mediante la emisión de una Real Cédula —firmada el 3 de agosto de 1555 por la princesa Doña Juana de Portugal— lo designó gobernador vitalicio de la Vera-Paz, el cual le atribuyó poder total.

En noviembre de ese año, fray Vico emprendió una nueva entrada a Acalá, pese a la advertencia de Don Juan, quien le dijo: “Te ruego que no pases adelante, porque tengo por cierto que los acalanes te van a matar”.

Los dominicos prosiguieron en su empresa. La ocasión fue aprovechada por los lacandones y los mataron.

Al tener noticia de lo acontecido, Matalbatz y sus guerreros incursionaron en la región y mataron de 300 a 400 lacandones y, de esa forma, vengaron la muerte de fray Vico.

A partir de entonces, “jamás volvió nadie a levantarse en armas”, asegura Estrada Monroy.

Tiempo después, Carlos V denominó Ciudad Real a San Juan Chamelco, y Ciudad Imperial a Cobán.

Fallecimiento

Hacia 1568, el cacique quekchí Don Juan abandonó Chamelco y se fue a las montañas. Construyó una ermita y colocó una cruz que aún existe. La tradición oral dice que unos años después —algunas fuentes indican que fue en 1572—, al sentirse enfermo, entró en una caverna donde se celebraban ritos mayas y desapareció. De ahí el nombre de ese sitio, Sachamil, que significa “del desaparecido”; durante el terremoto de 1976, se desmoronó.

En septiembre de 1980, el Congreso de la República lo declaró Héroe Nacional, una mención que pocos conocen. Juan Matalbatz, por eso, es el héroe olvidado.

Kaibil Balam
Fuente: Los Kaibiles (2003),
de Jorge Ortega Gaytán.

Se cree que nació el 27 de abril de 1492. Fue el primogénito del rey Acab, quien gobernaba el reino Mam antes de la Conquista española.

Kaibil Balam empezó su entrenamiento en la unidad élite de guerreros de la Guardia Real del Imperio Mam, llamada Quachic. Los aspirantes a integrar ese grupo eran dejados en las afueras de la ciudad fortaleza y emprendían un viaje por espacio de un mes lunar —29 días—. Debían sobrevivir sin alimentos y sin mayor equipamiento.  Durante el entrenamiento, asimismo, aprendían a caminar y moverse sin dejar huellas; a guiarse por las estrellas y orientarse por marcas en los árboles y por las sombras. Eran, además, perseguidos por guerreros de la unidad Quachic. Quien fuera capturado era objeto de vergüenza y burla.

Kaibil Balam, pese a su condición de príncipe, hubo de pasar por la prueba durante el Pacúm Chac —fiesta dedicada a los dioses de la guerra, celebrada durante el mes Pax— la cual superó.

En 1523 heredó el reino de su padre.  Los españoles, al mando de Gonzalo de  Alvarado, sitiaron a los mames en Zaculeu  —Huehuetenango— y capituló con 18 mil guerreros y sus familias.

Se considera que la consolidación de los conquistadores en la región se logró en 1530. Kaibil Balam hizo  su hogar en las altas montañas y nunca regresó a Zaculeu.

La historia oral relata que el espíritu de Kaibil Balam jamás fue conquistado ni derrotado ni muerto, y que sigue viviendo en las  cumbres. Hoy, la unidad élite del Ejército de Guatemala —los kaibiles— lleva ese nombre en honor a aquel heroico guerrero mam.

 

(¿?-1524)
 Tecún Umán

Era hijo de Oxib Queh’ y nieto (umam) de Quicab’. A la muerte de su abuelo, ocupó el cargo de Nimá Rajop Achij (Gran Capitán). Al conocerse la inminente llegada de los conquistadores, fue llamado a preparar la defensa del reino quiché. En el combate, los ibéricos mataron a unos tres mil combatientes indígenas. El 20 de febrero de 1524, según el Memorial de Sololá,  hubo un nuevo enfrentamiento en el Valle de Pachah o El  Pinar, Quetzaltenango, entre Cerro Quemado y el Siete Orejas. Se cree que murió en esa ocasión. El Título de la Casa Izquín Nehaib señala que fue atravesado por la lanza de Pedro de Alvarado.

(¿1780?-¿1820?)
Manuel Tot

Nació en San Juan Chamelco, Alta Verapaz. En 1813 participó en la Conjura de Belén, ocasión en la que ofreció dirigir a 15 mil indígenas hacia la capital para servir en la causa de la Independencia. Cuando los conjurados fueron delatados, trató de huir a México, pero en San Marcos cayó enfermo y, creyendo que iba a morir, confesó su participación al sacerdote Mariano López Rayón, quien violó el sacramento confesional y lo hizo aprehender. Se le trasladó a la capital y fue puesto a disposición de las autoridades españolas. Falleció en la celda. Existe una imagen de él en  el parque central de Cobán, Alta Verapaz.

(1760-¿?)
 Atanasio Tzul

Uno de los máximos dirigentes de la Sublevación de Totonicapán.
En 1812, la Constitución de Cádiz suprimió el pago del tributo, pero, dos años más tarde, el rey Fernando VII lo restableció, lo cual causó  tumultos en el Reino de Guatemala. En 1820, la sublevación obligó al monarca a  poner en vigencia la Constitución gaditana. Para celebrarlo, el 12 de julio, Tzul asistió a un acto vestido a la española, con casaca, sombrero al tres, espadín, bastón y medalla al cuello, donde con su esposa fueron reconocidos como reyes. El 1 de agosto se reprimió a los amotinados. Tzul fue encarcelado en Quetzaltenango. Fue indultado el 1 de marzo de 1821.

Real Cédula

Extracto del documento extendido por la Corona española, el 3 de agosto de 1555, el cual nombra gobernador vitalicio de la Verapaz a Don Juan Matalbatz.

“El Rey. Por cuanto por parte de vos los Caciques Principales, vecinos e moradores de la Provincia de la Vera Paz, nos ha sido hecha relación que vosotros por el bien e buen gobierno dessa tierra e aumento de la doctrina cristiana tenéis elegido y nombrado entre vosotros para vuestra elección y costumbre antigua, todos unánimes y conforme, por Gobernador y Cacique Principal a Don Juan Aj Pop O’Batz, Cacique Mayor del Pueblo de San Juan Chamelco, por ser hombre de autoridad y buen seso, y porque ha seido el que particularmente ha sustentado los religiosos en esa tierra.

(…) Por la presente aprobamos y tenemos por bien el nombramiento y elección que se hizo en el dicho Don Juan, del dicho cargo de Gobernador de las dichas Provincias de la Vera Paz, e mandamos sea conservado en el dicho cargo y no sea quitado, ni despojado del, todo el tiempo que viviere.

E mandamos (…) hagan cumplir e guardar esta mi cédula y lo en ella contenido, y contra el tenor y forma della, no vayan, ni pasen, ni consientan ir, ni pasar en manera alguna. Fecha en la Villa de Valladolid, la Princesa”.

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