Revista D

Hay que compartir lo que se tenga

Los rotarios dicen que para ayudar a los demás no solo hay que pensar en cuestiones monetarias.

Juan Carlos Pinto, economista; Édgar Maselli, Ingeniero Industrial; Luis  Barascout, presidente del Club Rotario Guatemala del Este; Michael  Bostelmann, industrial (Foto Prensa Libre: Esbin García).

Juan Carlos Pinto, economista; Édgar Maselli, Ingeniero Industrial; Luis Barascout, presidente del Club Rotario Guatemala del Este; Michael Bostelmann, industrial (Foto Prensa Libre: Esbin García).

Los integrantes de los clubes rotarios son líderes con espíritu de servicio que desean mejorar la calidad de vida de los guatemaltecos.

Son personas que no se quedan de brazos cruzados ante los problemas y, en cambio, toman partido y se ponen manos a la obra.

El Rotario Guatemala del Este es uno de ellos. Impulsa proyectos de desarrollo y de beneficencia en varios lugares del país, entre estos jornadas de prótesis auditivas, donación de equipo para la Liga Nacional contra el Cáncer —pronto se dispondrá de nueva tecnología de radioterapia— y para tratar la espina bífida —hoy, el Hospital General San Juan de Dios cuenta con dispositivos de última generación para atender a los pacientes con esa condición—.

En esta entrevista, se conversó con Luis Barascout, presidente de la institución, y con Juan Carlos Pinto, Édgar Maselli y Michael Bostelmann, integrantes activos del Club desde hace varios años.

Ellos incentivan a los guatemaltecos a ayudar al prójimo, con lo mucho o poco que se disponga.

¿Qué se siente ayudar?

Bostelmann: Da una gran satisfacción. Muchos tienen la capacidad, pero no lo hacen. A ellos les recomiendo involucrarse y ayudar en la medida de sus posibilidades.

Pinto: Uno se siente útil para la sociedad y, además, nos acerca a entendernos mejor como seres humanos. Los clubes rotarios promovemos la paz mundial a través de nuestro trabajo.

Eso es utópico, ¿no cree?

Pinto: Sí, es una utopía, pero vale la pena trabajar por ella.

Bostelmann: Puede que no logremos la paz mundial, pero sí contribuimos a la armonía a nivel más local.

¿Consideran que es difícil hallar gente que quiera ayudar al prójimo?

Pinto: No lo creo. Con el tiempo he conocido a mucha gente con espíritu de colaboración, de servir a los demás. El problema es que no todos saben cómo pueden apoyar.

Una forma es involucrarse en asociaciones como estas.

Pinto: Claro. Se puede hacer más cuando se trabaja en equipo que de forma individual.

Bostelmann: Hay algunos que dicen que no tienen tiempo para ejecutar proyectos de ayuda, pero eso no es cierto. Basta con organizarse.

Maselli: Los rotarios somos la agrupación con proyección social más grande del mundo, con cerca de un millón 300 mil miembros, pero aún así creo que somos pocos. Se necesitan más personas para hacer trabajos más grandes.

¿Qué opinan de aquellos que, teniendo posibilidad de ayudar, no lo hacen?

Barascout: En Guatemala hay muchas necesidades, pero hay capitalinos que no conocen la provincia. Es necesario que visiten esos lugares y se den cuenta de la realidad nacional. Creo que es bueno auxiliar a los demás, pero no solo en los tiempos de catástrofes. La ayuda debe ser constante.

Maselli: Como se dijo anteriormente, el involucramiento es necesario. Los rotarios organizamos actividades de recaudación de fondos, y esa es una forma de decir “así ayudo”. Esos donativos se juntan para adquirir sillas de ruedas, estufas ecológicas, equipo para la Liga Nacional contra el Cáncer, para construir pozos de agua o ejecutar proyectos medioambientales. La colaboración, por pequeña que sea, vale mucho.

¿Cómo generan sentido de pertenencia?

Pinto: Hay una serie de lineamientos qué cumplir. Los rotarios nos preocupamos por la sostenibilidad de un proyecto y que la gente beneficiada participe de forma activa. Se solicita, por ejemplo, que por lo menos el 30 por ciento del costo de un proyecto sea proveído por la comunidad, sea por trabajo o aportes monetarios, terrenos o derechos de vía, por citar algunos ejemplos.

Bostelmann: En efecto, la gente no recibe regalados nuestros proyectos. Ellos se deben involucrar, reciben entrenamiento para operar y mantener en óptimas condiciones lo que se les entrega. De esa forma se genera el sentido de pertenencia que usted menciona.

¿Cuáles son las experiencias que más les han impactado entre sus actividades como rotarios?

Bostelmann: Esa es una pregunta difícil de contestar, pues son muchas. En el 2011, durante la Conferencia Internacional de Espina Bífida e Hidrocefalia que se celebró en nuestro país, conocí a gente de todo el mundo que sufre de esa enfermedad, pero es inspirador ver la fortaleza con la que viven, su espíritu de lucha y que siguen adelante.

Barascout: Yo he tenido grandes experiencias en las jornadas de prótesis auditivas que organizamos. Los niños sordos se impresionan al percibir un sonido por primera vez; algunos lloran, otros se asustan y unos más se ríen. Hay gritos de alegría. Ese es un momento emotivo.

Pinto: Para mí, ver la felicidad de una comunidad, tanto de niños como de adultos, cuando tienen agua potable. Eso puede parecer algo sencillo para muchos, pero cuando no se ha tenido nunca, es algo significativo.

Maselli: Las inauguraciones de escuelas me marcan, porque a los niños se les ve la ilusión de que podrán estudiar.

¿Cuáles consideran que son las necesidades más grandes en el país?

Pinto: El acceso a la salud y a la educación. Por supuesto, también hay grandes necesidades alimentarias.

Barascout: Una necesidad moral urgente es la honestidad, principiando por las altas autoridades del Gobierno.

¿Qué piensan de las grandes cantidades de dinero que se pierden por los actos de corrupción de ciertos políticos?

Pinto: En algunas comunidades nos han dicho: “Aquí, en tiempo de elecciones, siempre vienen los políticos a ofrecer la resolución de nuestros problemas, pero ustedes —los rotarios— han sido los únicos que lo han hecho, y sin hacer distinciones ideológicas, políticas, económicas, religiosas, y sin pedir nada a cambio”.

Considero que la honestidad forma parte del gran éxito de los clubes rotarios. Por eso, cuando nos acercamos a solicitar ayudas económicas, nos abren las puertas, porque saben que empleamos lo obtenido de forma correcta, transparente y que, además, lo multiplicamos. Aquí el mal manejo de fondos no existe.

¿Quiénes pueden colaborar con los clubes rotarios?

Maselli: Los socios deben ser personas líderes, honestas, con afán de servicio y con la capacidad de proyectarse en las comunidades. La puerta está abierta a quien quiera aportar.

Estamos a pocos días de celebrar la Navidad. ¿Cómo se puede hacer feliz a los demás?

Barascout: Hay que compartir lo mucho o poco que se tenga. Repito: hay que ayudar de forma continua al prójimo, no solo cuando suceden catástrofes, lo cual, por supuesto, siempre es bueno.

Pinto: Creo que los guatemaltecos somos generosos; por eso hay que atrevernos un poco más a darle la mano al prójimo. Lo que sucede algunas veces es que nos cuesta trabajar en conjunto, quizás por razones históricas. A las nuevas generaciones hay que enseñarles la importancia de esa virtud.

Bostelmann: Para ayudar a los demás no solo hay que pensar en cuestiones monetarias. En mi empresa, por ejemplo, se me acercaron algunos colaboradores y me contaron que planean visitar un asilo de ancianos con el objetivo de compartir con ellos; simplemente a pasar un momento alegre. Eso, sin duda, vale muchísimo.

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