Revista D

Confiscadora de perros

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Hace seis años, Corey Quan observó a un perro blanco que merodeaba cerca de su casa —zona 5—, al cual le arrancaron la cola y como consecuencia tenía una infección. “Parecía camarón porque se le había caído el pelo”, cuenta. Decidió llevarlo a su casa para curarlo, pero se encariñó tanto con él que lo adoptó y lo bautizó con el nombre de Ángel Hermoso.

Este, sin proponérselo, fue el inicio de un trabajo voluntario que desde el 2010 dio un paso más, pues hoy decomisa perros maltratados por sus dueños, lo cual significa que luego de recibir una denuncia se presenta a una comisaría de la Policía Nacional Civil (PNC), en donde le proporcionan un autopatrulla y agentes para rescatar a los canes.

Por supuesto, no en todos los casos los decomisa, en la mayoría los propietarios se comprometen a mejorar las condiciones de vida del animal y ella supervisa que se cumpla. De lo contrario, se los lleva y les encuentra una nueva familia.

Entre tantos perros a los que les ha cambiado la vida, Quan no olvida a Hope, Honey, Xina, Kibo, Monsi, Canela, Blacky y Perla. En la actualidad, en su casa tiene 13 en espera de quien les de un buen hogar.

“Lo que me motiva a arriesgarme, porque nunca sé con qué gente me voy a topar, es sacar del sufrimiento a seres inocentes que no vinieron a la tierra para recibir maltrato o ser castigados “, afirma Quan, quien trabaja en un call center e imparte clases de inglés.

¿Cómo le surgió esta idea?

Con el rescate de perros de la calle comencé hace seis años, pero con el decomiso, hace tres, y lo aprendí de Pilar de Naranjo, originaria de Colombia. Yo había visto su trabajo, pero un día me preguntó si quería aprender a incautar, porque creía que no estaría mucho tiempo en el país. Estuve yendo con ella a los rescates y así aprendí la aplicación de las pocas leyes que hay en el país para cambiarle la vida a esos animalitos.

¿Qué diferencia hay entre rescatar y decomisar?

Me ocupo de los casos de maltrato de las mascotas dentro de las casas, es decir, de aquellos que tienen dueño pero son maltratados. En Guatemala se acostumbra tener a los perros en la terrazas sin una casita o un techo y si lo tienen no les dan de comer, porque se les olvida que está arriba. También los agreden o tienen desnutrición extrema.

La mayoría de denuncias llegan a través de mi página de internet (Pet Rescue Guatamala) en la cual me mandan fotos o videos, la dirección exacta de la casa y el historial del animal; entonces redacto la denuncia, la presento en una comisaría de la PNC y solicito el refuerzo de un autopatrulla para ir a corroborar el caso.

Hay personas de escasos recursos que tienen a sus animalitos mal, pero no por maldad, sino porque no tiene dinero, entonces llegamos a acuerdos y les doy cierto tiempo para mejorar la situación del perro, pero si al visitarlos de nuevo no hay cambios, lo decomiso.

¿Cuál es la base legal para incautar?

No puedo entrar en una casa, salvo que lleve una orden —de juez—, la cual se puede obtener cuando hay negligencia del dueño, porque no quiere mostrar al perro para verificar su estado.

Primero hablo con la persona para observar el estado físico del animal y que nos permita ver dónde duerme y qué es lo que come; quien no tiene nada que ocultar nos da permiso para ingresar. Regularmente, en los casos que he decomisado, los perros están a la vista, en la terraza, en el jardín o en la calle amarrados a una ventana o un árbol.

Para hacer valer la denuncia me baso en lo poco que tenemos de respaldo en el Código Penal — decreto 870— y la Ley de Protección Animal — decreto 490—.

Aunque en Guatemala no está tipificado como delito el maltrato a un animal, sí constituye una falta, la cual es es punible y se sanciona con multa o cárcel por 20 días.

La gente no sabe estos aspectos legales, por eso se asombra cuando se pone una denuncia y se pregunta: ¿Por qué me quieren meter preso? ¿Solo porque no le doy de comer al animal?

¿Cómo hace para mantener a las perros que decomisa?

Muchas personas me ayudan con donaciones de comida o dinero. Por ejemplo, una perrita que recogí en Los Encuentros —Sololá— requería de quimioterapias, porque tenía un tumor, y un buen samaritano las pagó. Yo prefiero que traigan las cosas y no que me den dinero, porque no quiero que piensen que lucro con esta actividad.

¿Cuál ha sido su caso más complicado?

Uno de los más difíciles fue el año pasado, con dos perras sharpei de una casa de la colonia Granai, zona 11. Estas perritas eran usadas para que tuvieran camadas, las que luego, en forma clandestina, vendían. Cuando ya no les pudieron sacar nada más, pues tenían tumores, las abandonaron sobre una terraza. Comían lo que una vecina les tiraba y también sus heces, por eso estaban en mal estado. En ese caso toda la familia y los empleados eran cómplices del maltrato.

¿Siente temor o ansiedad al saber que va a enfrentar a maltratadores?

Temor no, ansiedad un poco, debido a que no estoy segura si voy a poder sacar el perro del lugar, porque es una responsabilidad, ya que para la gente que presenta la denuncia yo soy la esperanza de solucionar el problema del animal.

Pero sí está mentalizada para esperar reacciones adversas.

Yo no llego con la espada desenvainada, porque si no estaría dando pie a que la persona me conteste de la misma manera, por eso, desde el inicio trato de hacer conciencia de que los animales no son objetos.

Por lo que me cuenta, el maltrato a los perros se da en todas las clases sociales.

El maltrato entre humanos y hacia los animales es el mismo, no importa la clase social.

¿Qué ha aprendido de los perros?

Que son nobles. Un humano no tiene la capacidad de olvidar una agresión, le es difícil, puede ignorarla, pero no la olvida, pero los perros que he rescatado y han llevado una vida llena de crueldad, pueden dar mucho amor a los humanos después de haber pasado por manos crueles. El perro es el mejor amigo del ser humano, pero el ser humano es el peor amigo del perro.

¿Realmente hay perros peligrosos por naturaleza o el humano los convierte en eso?

Irónicamente, el Ministerio de Gobernación dice que va a invertir en una línea telefónica para recibir denuncias de perros peligrosos, pero yo les pregunto: ¿Por qué no ponen una para los animales que son maltratados? Hay perros de guardianía y de compañía. El perro será agresivo, aunque sea mestizo, si el dueño lo convierte en eso. Si yo tengo un perro para cuidar la casa, lo mantengo amarrado desde pequeño, lo maltrato, le enseño a pelear y le pongo otro para que pelee, entonces ¿cómo pretendo que no sea agresivo?

Lo que la gente tiene que entender es que el perro actúa de la manera que el dueño quiere. Todos queremos un país sin violencia y paz, pero en nuestros hogares no existe ese ejemplo, entonces para que un país cambie nosotros tenemos que cambiar primero. Al final se puede decir que los perros son el reflejo de sus dueños.

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