Revista D

Descanso campestre

Finca Caleras Chichavac, Chimaltenango, una posada amigable.

La posada cuenta con cuatro habitaciones con    chimeneas o calefacción en los que  destaca la decoración  europea, con pequeñas camas de hierro y muebles antiguos. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

La posada cuenta con cuatro habitaciones con chimeneas o calefacción en los que destaca la decoración europea, con pequeñas camas de hierro y muebles antiguos. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

El viento frío de la montaña es la primer sensación agradable que se recibe al llegar a la finca Caleras Chichavac, ubicada en el kilómetro 93.5 de la carretera Interamericana, en jurisdicción de Tecpán, Chimaltenango.
Un largo sendero custodiado por árboles separa el portón de entrada de la antigua casa patronal estilo nórdico en la que el visitante puede pernoctar, para apreciar y sentir por más tiempo la rica biodiversidad de la zona.
Chichavac, una palabra en cakchiquel que traducida al español sería “lugar de ciénaga”, es una finca de fines del siglo XIX, hoy convertida en posada rural, y atendida por su propietario Salvador Pira.
Para quienes gustan del frío es un lugar ideal para compartir en familia o los amigos, con mucho calor humano y entrar en contacto con la vida campestre.

Estilo europeo

La posada tiene capacidad para alojar a 16 personas. Son cuatro habitaciones con chimeneas o calefacción en los que destaca la decoración europea, con pequeñas camas de hierro y muebles antiguos.
El cuarto principal fue adaptado de la cocina personal de la madre del dueño, quien elaboraba embutidos, pan, quesos y conservas, comenta Pira.
Las actividades que se pueden llevar a cabo en esta propiedad están, entre otras, un tour a la antigua fábrica de cal de la finca, senderismo por las plantaciones de pinabete o el bosque natural, y avistamiento de aves.
Cuenta con una sala y un solo televisor. “Se busca que las familias compartan con otras actividades como juegos de salón”, comenta Pira.
La finca también pone a disposición un área al aire libre para festejos, reuniones familiares o seminarios, para 50 personas y otro salón interior para 25 personas.

Historia

Hacia 1896, arribó a Guatemala el emigrante sueco Áxel Fabián Pira Öeller, para trabajar con una firma de europeos dedicaba al negocio de la molienda de trigo y de la madera para el ferrocarril. “Tecpán lo cautivó y decidió quedarse a vivir aquí”, comenta con orgullo Pira, su nieto.
Compró los terrenos que hoy conforman la finca Chichavac, para dedicarlos a dos fines específicos: el cultivo de los bosques y la producción de cal.
La casa patronal data de 1915. Se construyó de dos plantas, trasladando las costumbres nórdicas de ubicar en el primer piso el establo, además de la bodega de linos y despensa. Y en el segundo, las habitaciones. “Los animales ayudaban a dar calor en época de frío”, explica su propietario.

Pira Öeller se casó con una guatemalteca con quien procreó cuatro hijos. El hijo mayor, su padre, heredó esta propiedad.El fundador de esta finca también contribuyó con el desarrollo agrícola de Tecpán al introducir una especie de trigo de origen nórdico. “Por muchos años el valle de Tecpán fue famoso por sus espléndidos trigales”, comenta su nieto.

Vocación forestal

El manejo del bosque es hoy la principal fuente de ingresos de esta finca, la cual cuenta con pinos, cipreses y pinabetes; estos últimos se comercializan en la temporada navideña.
La visita de varios biólogos también determinó que en esta zona, ubicada a 2,500 m.s.n.m, es un espacio natural donde se han inventariado hasta 115 especies de aves, entre endémicas y migratorias.

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