Estos reñidos encuentros tienen lugar en el Teatro Dick Smith del Instituto Guatemalteco Americano. Los graderíos —las butacas— se llenan con facilidad. La gente va dispuesta a reír. Todo está listo para el primer partido. Las luces se encienden y se escucha un sonoro aplauso.

De las bocinas del recinto sale la voz de un presentador: “Desde las fauces del infierno, damos la bienvenida a los siempre odiados ¡árbitroooos!”

Los asistentes lanzan rechiflas y abucheos. En lugar de tomatazos, les tiran unas cómicas pelotitas de hule en señal de desaprobación. Los réferis se lo toman con gracia. El público, claro, también se la pasa bien.

Luego entran los jugadores de los primeros dos equipos. Pueden ser los Quetzales de Tenango, los Kamikaze, los Osos Pérez o los Improblemáticos. Cada uno de ellos tiene un himno humorístico. Lo cantan. Y se escuchan las risas otra vez.

El árbitro dicta las reglas. Cada equipo debe desarrollar diferentes temáticas, las cuales son reveladas en ese mismo instante. ¡Deben improvisar! Por ejemplo, “un amor en La Terminal”, “el caso de un gato endiablado” o “el Whatsapp de la discordia”. El objetivo: hacer reír a los asistentes. Las historias las efectúan en el “patinoir”, como le llaman al área de juego.

Al final de cada historieta, el público decide quién gana mediante su voto, el cual da a conocer al levantar una papeleta que, de un lado, está impresa de rojo y, del otro, de azul. Así, los equipos van sumando puntos.

Este campeonato tendrá fechas emocionantes todos los domingos de septiembre a las 17 horas. La gran final será el 29. Es apto para todo público dispuesto a carcajearse.