Revista D

La puerta prohibida

Ruven Afanador fotografía en un mundo turbio a los divos del flamenco.

Enanos embutidos en un chaleco de luces y falda de volantes. (Foto Prensa Libre: Ruven Afanador)

Enanos embutidos en un chaleco de luces y falda de volantes. (Foto Prensa Libre: Ruven Afanador)

Bailaores con falda y bota de tacón, varones musculosos con traje de cola y peineta, gitanos con velo de luto, enanos embutidos en un chaleco de luces y falda de volantes… Estos son algunos de los protagonistas del universo de Ruven Afanador, el artista que se atrevió a abrir con su cámara de fotos la puerta prohibida del flamenco.

Afanador (Colombia, 1959) presenta en su reciente libro Ángel gitano: los hombres del flamenco, una impactante colección de 142 fotografías dominadas exclusivamente por hombres, a los que el colombiano sumerge en un mundo turbio, lascivo y pasional pero, sobre todo, femenino.

“Mis fotografías buscan reflejar el aspecto más primario del hombre y eso siempre es algo femenino”, afirma Afanador. Hasta finales de febrero, una selección de 60 de esas instantáneas podrá contemplarse en la galería Throckmorton de Nueva York.

Los personajes de Afanador, fanfarrones y presumidos, grotescos y libidinosos, poderosos y arrogantes, oscuros y misteriosos, y cien por cien pasionales son un reflejo de esa España profunda, sureña y gitana que queda envuelta por un aura solemne delante del objetivo del artista colombiano.

Cautivado por las historias que le traían sus padres desde España a su Bucaramanga natal, hipnotizado por los cantares flamencos que escuchaba de niño en boca de las mujeres de su ciudad, Afanador imaginó durante años cómo sería aquel mundo místico de gitanos, toreros y cantaores.

Su carrera profesional como fotógrafo le permitió inmortalizar en instantáneas lo que durante años fue una imagen mental. En el 2001, su primer libro, Torero, lleva al extremo la sensualidad masculina con retratos de docenas de matadores. En el 2009, Mil besos presenta sorprendentes y esperpénticas imágenes del matriarcado sevillano en una obra protagonizada exclusivamente por mujeres.

En una continuación natural de su anterior trabajo, el bumangués ofrece ahora una visión manierista del complejo mundo del flamenco español y unas representaciones contradictorias del universo gitano.

“El trabajo con hombres ha sido mucho más difícil que con mujeres, pues son más versátiles”, asegura Afanador, que empleó más de tres años y varios viajes a Andalucía para componer las cientos de fotografías que forman el libro.

Los modelos retratados, seductores protagonistas de un mundo surrealista y almodovariano, posan embadurnados de maquillaje y sudor y engalanados con máscaras, velos y tutús, o simplemente desnudos, mostrando su sexo, cuya sombra se refleja en la arena de los páramos semidesérticos de Jerez de la Frontera.

Personajes trágicos que apenas sonríen pero que cuando lo hacen muestran su lado más grotesco, junto a bailaores que taconean con zapatos de mujer entre los campos de trigo de los cortijos sevillanos.

La concepción del flamenco como la permanente y veloz alternancia entre un instante desesperado y la alegría de vivir guía los disparos de Afanador, que se empeña en mezclar humor y tragedia, dicha y fatalidad. “Mi visión del flamenco y de la luz del sur de España fue siempre en blanco y negro, lleno de sombras”, explica el retratista.

No faltan las referencias a la tauromaquia, con toros que coronan las cabelleras engominadas de modelos con piercings o matadores semidesnudos, ataviados con tan solo un corsé, haciendo un quiebro a un descomunal capote que hace las veces de toro.

“El mundo de los toros es pura cultura y un arte increíble”, dice Afanador, para quien la posible desaparición del arte de la lidia supondría “una lástima y una gran pérdida”.

Pero quizá uno de los mayores logros del fotógrafo, que puede presumir de haber retratado a Nicole Kidman, Al Pacino, Rihanna, Robert Redford, Oprah Winfrey o a la duquesa de Alba, entre muchos otros, es haber logrado atraer a su proyecto Ángel gitano a algunos de los más emblemáticos bailaores y cantaores de España.

La excéntrica representación de Miguel Flores, el Capullo de Jerez, con tupé a lo Elvis, se codea con la profundidad ascética de Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito; la parodia lasciva de Antonio Castro, Antoñete, o los retratos más místicos de Rafael Amargo, Antonio Canales, Diego el Cigala o Joaquín Cortés.

“La relación con los hombres del flamenco y las familias gitanas fue todo un reto y un proceso lento”, revela el artista, que contaba con la ventaja de haber establecido en su anterior trabajo lazos con las mujeres de algunos de los modelos de su nueva obra. “Los hombres del flamenco son narcisistas, pero tienen que serlo para poder expresar su arte”, afirma.

Aunque el libro, prologado por la actriz ganadora de un Óscar, Diane Keaton, que también ha posado para Afanador, se presentó en septiembre, la exposición itinerante con 60 de las mejores instantáneas de la obra comenzó su andadura el pasado 6 de noviembre en la galería neoyorkina.

“Existe una estrecha relación entre Nueva York y el flamenco”, asevera el artista, para quien la visión estadounidense de España como “un lugar mítico” se refuerza con esta exposición.

Será a partir de marzo cuando los extravagantes personajes ruvenescos viajarán a Europa con escala en Los Ángeles, acompañados de sus trajes de lunares, faldones, encajes y máscaras y su halo de seducción.