Revista D

Montañas y vistas de ensueño

Santa Elena Barillas, Villa Canales, un lugar para disfrutar de la naturaleza.

Las vistas hacia el Lago de Amatitlán desde este lugar son hermosas.

Las vistas hacia el Lago de Amatitlán desde este lugar son hermosas.

Al fondo del modesto templo pintado de amarillo, resalta la pequeña imagen de Santa Elena. Lleva en la mano una cruz y sus ojos miran hacia el cielo. Dicen sus devotos que está pidiendo al Creador bendiciones para la aldea que lleva su nombre: Santa Elena Barillas, Villa Canales.

Todos los 18 de agosto este lugar festeja a su patrona. Sus calles se visten de feria y sus parroquianos, de fe. Pero más allá de las tradiciones religiosas, Santa Elena Barillas tiene las mejores vistas del Lago de Amatitlán, un clima fresco,  y montañas que invitan a practicar parapente o senderismo.

Dista de la Ciudad de Guatemala a tan solo 37 kilómetros y su vía de acceso más directa es por la  carretera a El Salvador,  donde  se encuentra el entronque hacia la pequeña ruta serpenteante, un tanto descuidada,  que conduce hasta la aldea.

Este camino, otrora custodiado por fincas, está lleno de condominios y fábricas, pero aún hay espacios sin construcción que permiten observar el lago.

Ya en el casco urbano, lo mejor, si lo que desea es tomar fotos, es buscar la Mini Muni, donde encontrará información de los mejores puntos para esta actividad, ya que, lamentablemente, el poblado aún no cuenta con miradores.

Antes, podría visitar su iglesia, y por qué no, pedirle una que otra bendición a Santa Elena. O quizás prefiera tomarse, si llega un domingo, un rico vaso de atol de elote o degustar un pan con pollo guisado —plato típico—.

Para quienes deseen practicar parapente es importante que obtengan primero un permiso en la Mini Muni,  que deberá solicitarse por lo menos con una semana de anticipación. Mejor suerte corren los senderistas, pues para este deporte no se requiere de autorizaciones,  sino de las bondades del clima y de un buen guía.

Los barillanos aman sus raíces y  muchos están deseosos de hablar de las maravillas de su  terruño  y servir de guía, pero como buen viajero, lo mejor es dejarse llevar por profesionales autorizados.

Patrona

Elena fue la primera emperatriz que abrazó la  cristiandad. Nació en el año 270, en Bitinia —hacia el sur de Rusia, junto al Mar Negro—. Se casó con el general del ejército romano  Constancio Cloro, con quien procreó a  Constantino,  quien años más tarde se convirtió en emperador y cobró fama en la historia por concederle, a pedido de su madre, la libertad a los cristianos.

Se le reconoce también el haber traído de Tierra Santa trozos del madero en el que fue crucificado Jesús así como el rótulo que colgó de este y  los clavos.

Varios cronistas la describen como una mujer dedicada a los pobres, rezadora y muy  humilde, diferente a las imágenes que de  ella se han creado,  pues muestran a una dama del medioevo europeo ataviada con lujos. 

Mandó a edificar numerosos templos, de esa cuenta  en algunos lugares se le considera patrona de los constructores, así como  de los arqueólogos, de las personas convertidas al cristianismo, de los matrimonios difíciles, de los divorciados, de las emperatrices, de los fabricantes de agujas y  clavos.