Revista D

Byron Quinóñez y su mundo de pesadillas y acertijos policiales

El mundo de lo siniestro y del horror ha sido la principal fuente de inspiración del escritor guatemalteco Byron Quiñónez (1969), cuyo estilo lo hace ser de los pocos exponentes de este género en la actual literatura nacional.

Escritor Byron Quiñónez enfoca su literatura en la novela negra. (Foto Prensa Libre: Óscar Rivas)

Escritor Byron Quiñónez enfoca su literatura en la novela negra. (Foto Prensa Libre: Óscar Rivas)

CIUDAD DE GUATEMALA – La definición que hace de sí mismo muestra su peculiar forma narrativa: “Almirante de la mar océana del delirio, escultor de pesadillas y nigromante ocasional. Siendo niño se perdió en un área boscosa y fue adoptado por una jauría de perros carnívoros. Años después, a regañadientes, retornó a la civilización”.

La producción de Quiñónez incluye tres cuentos, entre estos el más reciente titulado: El ángel de la muerte, una recopilación desde el 2000 hasta la fecha. Dos novelas: El perro en llamas (2008) y Aquí siempre es de noche (2009), con el que obtuvo el premio nacional de novela corta Luis de Lión.

También varios relatos publicados en medios alternativos y revistas electrónicas, así como su participación en dos antologías: Ni hermosa ni maldita (Alfaguara 2012) y El futuro empezó ayer (Catafixia/Unesco 2013).

Leyendas y cómics
La formación literaria de Quinóñez es empírica. Estudió periodismo y algunos cursos de Derecho. “Siento que los egresados de Letras han leído lo mismo; por tanto, escriben igual”, sostiene.

El “vicio” por la lectura lo trae desde que aprendió a leer, recuerda. Más adelante, las narraciones de miedo y leyendas en casa de sus abuelos fueron inclinando su preferencia por la literatura victoriana con autores como Mary Shelley, Bram Stocker y Edgar Allan Poe. Junto a estas, las lecturas de cómics de horror como Hellboy, Lucifer o Requiem fueron parte del material gráfico y visual que lo han influenciado.

Fue la lectura de Pedro Páramo de Juan Rulfo, cuando tenía 12 años, lo que le abrió la posibilidad de trasladar este mundo siniestro al ambiente latinoamericano. Posteriormente, las novelas Hombres de Maíz y Mulata de tal, de Miguel Ángel Asturias, a quien considera el Maestro, por su “desbordante imaginativa”, alimentaron su mundo creativo.

Con el tiempo se sumaron a sus preferidos los textos de H.P. Lovecraft, Franz Kafka, Neil Gaiman y otros.

Casualidad
Quiñónez considera que el hecho de haber publicado fue una casualidad que se la debe a su amigo Javier Payeras, quien lo introdujo con el también escritor Estuardo Prado, de la editorial X. “Me pidieron varios cuentos para integrar una antología; a Prado le gustaron tanto que decidió publicar un libro solo para mis cuentos. Este se tituló Seis cuentos para fumar (2001).

Las historias de Quiñónez también se nutren de influencias como el rock metalero de bandas como Black Sabbath, Slayer y Godflesh, las cuales suele escuchar mientras escribe.

“Los de mi generación ya no podemos hablar solo de influencias literarias, sino además el cine, la televisión, nuestro entorno, la música o el arte”, sostiene.

En cuanto a su rutina, cuenta que le gusta escribir de noche o cuando va en el bus. “Es más por los golpes de la inspiración, aunque me gusta revisar los textos a diario”, comenta.

La producción de Quiñónez sigue. Para el próximo año prepara la publicación de otra novela que cierra la trilogía de novela negra; dos novelas más y dos cuentos. “¿Cuándo lo haré? Es difícil de decir”, expresa.

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