Revista D

Al rescate del cacao criollo

Existen tres grandes variedades de cacao: criollo, forastero y trinitario. El primero de estos es denominado el príncipe. No obstante, representa solo el 5 por ciento de la producción mundial, debido a su fragilidad frente a las enfermedades e insectos, su alta demanda en el mercado, gracias a su aroma y sabor, lo hacen un producto codiciado en las chocolaterías de alta calidad.

La granja zahori, en Cuyotenango, Suchitepéquez es  donde el doctor Otzoy Rosales desarrolló un jardin clonal con tres especies de cacao criollo.

La granja zahori, en Cuyotenango, Suchitepéquez es donde el doctor Otzoy Rosales desarrolló un jardin clonal con tres especies de cacao criollo.

El cacao criollo (Theobroma cacao L.), antigua semilla utilizada por los mayas, es desde hace cinco años el tema de investigación del doctor en agronomía Mynor Raúl Otzoy Rosales, quien lucha por rescatar y reproducir esta especie.

Otzoy Rosales agradece la idea de este proyecto a don Servando Rivera, 93 años, uno de los pioneros de este cultivo en Guatemala. “Me motivó a buscar el cacao criollo en el país, por la alta demanda de las chocolaterías europeas”. Sin duda, porque puede convertirse en una alternativa atractiva para los pequeños y medianos productores nacionales.

Otzoy Rosales, docente de la carrera de Agronomía Tropical en el Centro Universitario de Sur Occidente de la Universidad de San Carlos, instaló, con el apoyo financiero del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Secretaría y Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología, un jardín clonal con las especies que encontró en la granja Zahori, en Cuyotenango, Suchitepéquez. El objetivo de este lugar es ofrecerles una opción a los cacaoteros nacionales para cultivar este valioso y olvidado producto.

Un proyecto similar se llevó a cabo un grupo de profesionales de la Universidad del Valle de Guatemala.

El trabajo de Otzoy Rosales y su equipo principió con una serie de largas giras en vehículo, a pie y por lancha para encontrar esta semilla en los departamentos de Petén, Alta Verapaz, Suchitepéquez, Quiché e Izabal, para hacer una caracterización agromorfológica, botánica y molecular de este tipo de cacao y empezar el jardín clonal.

Como resultado de esta búsqueda se encontraron solamente 12 matas: una en Petén, dos en Alta Verapaz, tres en Izabal y seis en Suchitepéquez. Ninguna en Quiché. “Luego de análisis molecular se identificaron tres tipos de variabilidad genética entre las distintas regiones del norte y la Costa Sur del país”, indica el experto.

El siguiente paso fue la instalación del jardín clonal, el cual se trabajó con nueve de los 12 materiales genéticos hallados en campo. “Algunas de estas muestras se dañaron en el camino, por los cambios de temperatura”, explica Otzoy Rosales.

El experto recomienda que a partir de este jardín se inicie un programa de mejoramiento genético, para que la planta sea resistente a plagas y enfermedades.

Escaso y valioso

Carlos Eichengerber, del Comité de Cacao y Chocolate de Agexport, asegura que la producción de cacao en el país es principalmente para consumo local y su exportación ha ido decayendo. En cuanto a los precios, indica que el cacao fino de Ecuador se cotiza entre US$95 a US$100 el quintal, aunque el cacao nacional se vende a US$200 el quintal.

Cifras del Banco de Guatemala indican que la exportación de cacao guatemalteco en los últimos tres años ha sido variable. En el 2012 fueron 56 mil kilos que se destinaron a los mercados de Austria, Canadá, Estados Unidos y El Salvador por un valor de US$19 mil millones.

Según Eichenberger, el tipo criollo no es una cepa pura y lo único que se encuentra en el país son híbridos.

Este es el que tiene más demanda mundial y se vende a mejores precios. “Aunque la atención técnica a este cultivo es inexistente, pues no existen controles en la calidad del producto, por lo que el cultivo empezó a generar pérdidas”, explica Otzoy.

ESCRITO POR: