Los ocho connacionales son estudiantes del último año de ingeniería de la Universidad del Valle de Guatemala, quienes bautizaron a su equipo como Ek’, que significa “estrella”. Los jóvenes competirán con otros 44 equipos de todo el mundo —solo hay cuatro latinoamericanos—, con un prototipo autónomo de un satélite del tamaño de una lata común; de ahí su nombre can, lata, y sat, satélite.
El CanSat se lanzará por medio de un cohete proporcionado por los organizadores y se dejará caer de unos 670 metros, sin salir de la órbita terrestre. Desde ahí hasta los 500 metros utilizará un paracaídas para disminuir la velocidad. Luego se liberará una carga útil —que contiene un huevo de gallina—, la cual empleará un sistema auxiliar para desacelerar su caída y asegurar un aterrizaje seguro.
El CanSat deberá transmitir datos como presión, temperatura, voltaje, aceleración y altura cada segundo de su recorrido. Durante una parte de la trayectoria no se permite el uso de baterías y recurrirá a la energía de paneles solares. Está hecho de materiales livianos como ertalón —plástico de baja densidad y alta resistencia al impacto —porque, según los requisitos, no debía sobrepasar los 600 gramos. Su costo tampoco debía ser mayor de los US$1 mil.
Este será el segundo año en que Guatemala participe en este certamen, que ayuda a fomentar el desarrollo aeroespacial en el país. En el 2013, Pléyades UVG logró el puesto 14 de 21. “Según el ranquin actual, basado en puntaje acumulativo de análisis, pruebas de lanzamientos y reportes de progreso enviados, ocupamos el séptimo lugar, así que tenemos gran probabilidad de ser los primeros”, refirió Lucky Donis, mánager del proyecto.
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