Tecnología

Hacia el cielo y en solitario

Buck Rogers fue el primer héroe de ciencia ficción que viajó con un cinturón cohete en la década de 1920 y desde entonces la obsesión de recrear su hazaña se ha vuelto en un sueño de muchos, pero pronto se hará realidad con el aparato volador comercial Martin Jetpack.

Cada noche, durante 30 años, el neozelandés Glenn Martin, padre de dos niños, trabajó en una máquina secreta en su garaje. Su esposa, Vanessa, era una de las pocas personas que sabían sobre el artefacto futurista que tomaba forma en su hogar, en Christchurch, Nueva Zelanda. Para fortuna de Martin, ella era lo suficientemente pequeña como para ser su primera piloto de prueba.

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“Cuando tenía 5 años, quería volar a la escuela”, dijo el inventor, de 54 años, quien antes trabajó en mercadeo, en la industria farmacéutica.

Doce prototipos y US$17 millones después, lo que empezó como la afición de un joven universitario y gracias al apoyo del equipo de científicos de su compañía llegó la que sería la primera máquina de su clase en venderse de manera comercial, Martin Jetpack, la cual fue nombrada por la revista Time como una de las 50 invenciones del 2010.

Características

Con una envergadura de solo un poco más de dos metros, la máquina voladora futurista puede viajar a 100 kilómetros por hora y elevarse a una altura máxima de 2 mil 400 metros. Funciona con un motor V4 de 200 caballos de fuerza, se moviliza gracias a dos grandes hélices con conductos y tiene suficiente combustible para 30 minutos.

Si el piloto soltara los controles, la mochila de propulsión se mantendría inmóvil de forma automática en el aire. Un paracaídas incorporado también se abre en caso de emergencia. También puede ser conducida con control remoto.

Podría parecer como un diseño poco probable para un hombre que tiene un título en Bioquímica y Fisiología, pero como Martin dice, construir cosas es solo parte del estilo de vida Kiwi, al referirse al apodo que se les da a las personas de Nueva Zelanda. “Los kiwis viven estilos de vida al aire libre”, explicó.

“Tenemos una tradición de hacer lo que necesitemos, de inventar cosas. Así que los jetpacks son una extensión normal para las personas que crearon la lancha de motor y el salto en bungee”, agrega Martin.

Ahora está buscan inversionistas que lo ayuden a que su jetpack despegue del suelo. La compañía necesita US$4 millones en financiamiento. De tener éxito, la máquina podría estar disponible solo meses después, a un precio aproximado de US$150 mil.

“Nuestro primer producto irá dirigido a los equipos de respuesta rápida: bomberos, policía, servicios de ambulancia y rescate; recuperación de desastres y control fronterizo”, comentó el director ejecutivo de la compañía, Peter Coker.

“Habrá una versión no tripulada que será capaz de levantar hasta dos mil 200 libras”, agregó. Hay planes de introducir este vehículo a la industria del turismo o para transportar cargas a lugares poco accesibles, aunque su uso dependerá de las leyes de aviación en cada país.

Tráfico volador

¿Se podría ver personas volando en jetpacks por las ciudades en el futuro? “El aparato puede funcionar muy bien en la ciudad”, resaltó Coker. “Sin las grandes palas de rotor similares a las de un helicóptero, puede operar en espacios cerrados”, aseguró. Hay menos oportunidad en el presente para que la Martin Jetpack personal vuele por los ambientes urbanos, debido a las regulaciones. Pero Coker cree que esto cambiará con el tiempo, a medida que se desarrollen “carreteras en el cielo” para el transporte personal.

Para Martin, sería el sueño de un niño hecho realidad. “Tenía 3 años cuando Al Shepard llegó al espacio; 4 cuando John Glenn completó una órbita; 9 cuando el Apolo 11 llegó a la Luna, y 21 cuando decidí hacer una mochila voladora”, señaló.

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