Pequeña demostración el martes en Tokio: un ingeniero le pregunta cuántas personas trabajan en el centro de investigación. El pequeño bromista le responde: “tenemos dos cisnes“.
Su interlocutor se queda por supuesto perplejo ante su respuesta, al igual que la gente presente. Entonces Emiew retoma la palabra: “¿Entendiste? Era una broma. Hay alrededor de 800 personas“.
Hisashi Ikeda, un ingeniero de Hitachi, admite que el sentido del humor del pequeño robot, permanentemente conectado a internet, no es genial, pero lo más importante, dice, es su capacidad para entender.
Según Hisashi, el pequeño robot no se limita a escuchar y a responder por reconocimiento y síntesis vocales, sino que sabe analizar las reacciones de sus interlocutores como, por ejemplo, los movimientos de la cabeza o del cuerpo.
“La tecnología hace ahora posible que un robot entienda lo que un ser humano quiere decir, incluso solo con gestos“, explica Hisashi. Emiew (las siglas de excellent mobility and interactive existence as workmate) puede ser utilizado como animal de compañía pero también podría cumplir las funciones de un recepcionista, indica la compañía japonesa.