Deporte Nacional

Marco Prado, una vida llena de entrega en el Taekuondo

Combinar el deporte con las múltiples actividades de su vida cotidiana hace que la pasión y entrega de Marco Vinicio Prado Serrano sea recompensada. Será así como inscribirá su nombre en la historia del deporte nacional, al ser el primer guatemalteco en ingresar en el Salón de la Fama del Taekuondo.

Marco Prado posa para la cámara de TodoDeportes, en su oficina, y muestra el reconocimiento como Mejor Árbitro del Campeonato Mundial que se disputó en Rusia en mayo recién pasado.(Foto Prensa Libre: Gloria Cabrera)

Marco Prado posa para la cámara de TodoDeportes, en su oficina, y muestra el reconocimiento como Mejor Árbitro del Campeonato Mundial que se disputó en Rusia en mayo recién pasado.(Foto Prensa Libre: Gloria Cabrera)

Esa distinción es el reconocimiento máximo al que puede aspirar un atleta, ya que fue establecido para reconocer a las personas que han dejado un impacto significativo y contribuyeron en ese arte marcial. En mayo recién pasado, Prado fue informado de su reconocimiento en la categoría “Trabajo de una vida”.

Larga trayectoria

Desde el 4 de noviembre de 1976, cuando dio su primera patada en el taekuondo, sabía que su vida cambiaría para siempre, y por ello se comprometió a dar lo mejor en cada entrenamiento y a utilizar todas las herramientas a su alcance para perfeccionar su técnica cada día.

Marco Prado se desempeña también como abogado y notario.

Antes del Taekuondo, fue campeón de salto alto, además de integrar la preselección Nacional de Hockey y Judo, y practicó escultismo, voleibol y lucha greco romana.

Prado se consagró campeón del US Open en la categoría Master en 2005, 2009 y 2013.

En 2013 ganó el campeonato Mundial Masters en Turín, Italia.

Esa constancia y perseverancia lo han llevado lejos en más de una ocasión en varios campeonatos nacionales e internacionales.

Prado fue campeón nacional en todas las categorías y cintas por más de 20 años en Guatemala. Además, dio la primera medalla panamericana para el país en la historia del taekuondo, al conquistar el bronce en los Juegos Panamericanos de La Habana, Cuba, en 1991. Perdió el último combate contra el campeón mundial.

Las remembranzas y galardones que este deporte le dan son incalculables, pero son la clave en su vida diaria lo que le impulsa a dar la milla extra en cada una de sus actividades, siendo un guerrero y dispuesto a demostrar a los guatemaltecos que todos son capaces de alcanzar nuestras metas y derrotar el pesimismo que envuelve a la sociedad.

“Para mí, la excelencia es básica. Si uno quiere alcanzar metas, tiene que apuntar a lo más alto, ya que las cosas a medias no funcionan”, expresa Prado.

Esta excelencia también la comparte con sus alumnos, pues cuenta ya con 35 años de impartir clases de taekuondo, enseñando con la misma exigencia, pues reconoce que para llegar lejos el entrenamiento y preparación son indispensables.

Prado ha dado clases a más de dos mil taekuondoístas. “He impartido clases la mayor parte de mi vida; sin ellas no podría ser quien soy ahora, ya que eso me hace estar en el mundo del taekuondo todos los días, y eso ayuda a mi crecimiento”.

Marco inició su carrera en el mundo del arbitraje en 1996, y por ello fue reconocido en el Campeonato del Mundo de Chelyabinks, Rusia, con el premio de Mejor Árbitro.

Esa trayectoria de 40 años en el taekuondo es premiada a escala internacional con su ingreso al Salón de la Fama.

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