Revista D

Versátil bailarín

Gerson Malín, la nueva revelación de la danza nacional.

Foto: Desde hace un año Malín es uno de los bailarines solistas del Ballet Guatemala

Foto: Desde hace un año Malín es uno de los bailarines solistas del Ballet Guatemala

Gerson Malín extiende sus piernas con la fuerza y la gracia de un felino. Demuestra de esta manera su innato talento que lo convertirán en un cercano futuro en estrella. Su figura esbelta de 1.79 metros le permite lucirse en los giros, extensiones y saltos con la soltura necesaria que requiere la danza clásica.

Malín sabe que en el ballet los grandes esfuerzos no se deben expresar con gritos. “Cada paso tiene que lucir lo más bello y natural posible”, afirma, mientras suda a borbotones por la extenuante rutina.

A sus 26 años, la carrera artística de este bailarín clásico muestra pasos firmes hacia objetivos concretos. A los 18 decidió abandonar sus estudios universitarios para abrazar la danza clásica. Con poca preparación técnica, pero con mucha actitud y compromiso, obtuvo hace un año una plaza en el Ballet Nacional de Guatemala (BGN), donde se desempeña como solista en la compañía integrada por 35 bailarines, de los cuales 13 son hombres.

Herencia familiar

El gusto por la danza le viene de la familia. Recuerda una boda, cuando tenía cinco años, en la que bailó sin descansar mientras los demás niños jugaban.

A los 17 se inscribió en la academia de arte Raxela, de Benjamín Hernández y Claudia Yax —del Ballet Guatemala—, quienes descubrieron su facilidad para el movimiento.

Ellos le recomendaron avocarse con los maestros Fernando Navichoque y Manuel Ocampo, quienes lo guiaron para que se definiera por la danza clásica.

“Empecé tarde, sin mayor condición que el amor y pasión que tengo por este arte, que es mi vida”, confiesa Malín.

Aunque al principio contó con el apoyo de sus padres, reconoce que esta no fue una decisión fácil, pues durante cinco años formó parte del cuerpo de baile del BGN por contrato, donde solo recibía 10 salarios al año. Fue hasta el 2014 cuando luego de una audición logró que lo contrataran para una plaza fija en dicha institución.

Ardua rutina

Malín comienza su entrenamiento diario a las 8.20 horas en el Ballet Guatemala. Luego continúa con los ensayos, si están en la agenda. Tres veces por semana practica una rutina de dos horas de gimnasio: yoga, pesas o pilates. Por las tardes, imparte clases en la Escuela Nacional de Danza y otros días cuelga las zapatillas para impartir clases de salsa y baile afrocubano en un centro educativo.

“Uno de mis sueños es participar en un concurso profesional en estas categorías”, afirma.

Aunque tiene una gran facilidad para cualquier género musical, Malín se decanta por el ballet, que es la madre de todas las danzas y la que más se adapta a su personalidad, asegura.

Está consciente de que aún le falta trabajar en la técnica, en la cual se enfoca cada día. Sin embargo, cuando sube a escena su carisma lo hace sobresalir.

“Tenemos que creernos nuestro papel, es difícil, pero la interpretación me ha ayudado, a pesar de carecer de la técnica”, sostiene.

Sonia Marcos, directora del BGN comparte que el joven bailarín ha demostrado con su actitud positiva un gran compromiso con su trabajo.

Él mismo reconoce que la pasión y amor por la danza lo hace trabajar con ánimo a pesar de las condiciones deplorables. “A veces no hay agua, el salón con techo de lámina genera un calor tremendo para ensayar”.

Afirma que a la danza nacional le hace falta mucho por alcanzar un nivel más competitivo, por eso Malín está dispuesto a marcar la diferencia con un compromiso personal que le permita ser un agente de cambio para que este arte trascienda más allá de nuestras fronteras.

Perfil
  • Principió su carrera artística en la academia de arte Raxela, y luego con  el grupo de danza de la Universidad de San Carlos.   
  • Bailarín del Ballet Guatemala a partir del 2009. Solista desde el 2014.
  •  Compañía municipal  de danza del 2011 al 2013. 
  • Artista revelación en el 2014  en un evento organizado por la periodista María Eugenia Gordillo y Asociación Alejandro von Humboldt.
 

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