Si lo que se desea es que la o las personas se vayan de casa, hay que hacer comentarios como que ya no alcanza el dinero para ir al mercado o que la casa es pequeña para tanta gente. Si esas indirectas no funcionan, se sugiere tener una charla con la o las personas y hacerles saber de que es el momento de que se retiren de la casa.
Hay que tener en cuenta que no hay acercamiento más claro que el directo, pero con buenos modales y sin alterarse. Se le debe hacer ver al huésped que debería comenzar a buscar una vida afuera, lo que lo pondrá en alerta y le dará la oportunidad de organizarse.
Quien no quiere irse de la casa podría intentar jugar con las emociones del dueño para permanecer más tiempo, pero no es el momento de dar marcha atrás.
Es importante también dejar claro que en otra oportunidad podrán recibirlo.