Vida

Tradición con nostalgia

Recordando a nuestros seres amados que descansan en paz, con amor cristiano.

Rina Montalvo

Rina Montalvo

Con los vientos fríos y los celajes de un cielo limpio de estos días,  las emociones se matizan con sentimientos nostálgicos, mucha veces cargados de tristeza, de soledad y de duelo.  Sí, estamos en la recta final de una época del año que vivimos para respirar nuevos aires.   Luego, casi sin sentirlo, viene la época de Navidad y empezamos un nuevo año.  ¡Así es la transitoriedad del tiempo!

Veremos ya el sábado a una multitud que camina con su bagaje de recuerdos, dolores y pesares hacia el cementerio, lugar donde reposan los restos de sus seres queridos.  Entonces, aquel ambiente sombrío y silencioso del camposanto se convierte en un pueblo de luz, cálido y con vida, unido por un solo espíritu, que es el Creador del Universo:  ¡Dios!   Y así, entra en los corazones de los visitantes un gozo espiritual que reconforta y consuela…  Flores, lágrimas, suspiros y recuerdos se esparcen sobre ese pedazo de tierra donde descansan los seres queridos.

Pero esta época también se vive de otras maneras.  Algunas muy espirituales como la anterior.  En otras, se unen las familias en sus hogares, compartiendo con amigos y vecinos los tradicionales platillos de la época,  como el exquisito fiambre y los tentadores postres de ayote en dulce de panela de caña, jocotes en miel y de manzanilla silvestre.

El sábado 1, Día de los Santos, en el cielo inmaculadamente limpio se refleja el colorido impresionante de los barriletes pequeños y gigantes que vuelan contra el viento.   Miles de guatemaltecos y extranjeros viajan a Sumpango y Santiago Sacatepéquez para presenciar ese espectáculo único, que viene de culturas ancestrales.

Pero viene ahora la parte negativa de estas celebraciones tradicionales que a muchos todavía interesa.   Gracias a Dios se ha venido concienciando por distintos medios y se ha logrado detener esta oscura tradición extranjera, que apasiona a jóvenes y niños, porque desconocen su origen pagano que alaba al dios diabólico de la muerte, reconocido todavía por los grupos satánicos.   Me refiero a la celebración de la fiesta de brujas, relacionada con la celebración de Halloween, que todavía muchos grupos celebran el  31 de octubre por la noche.  Esta es la fecha más importante para los satanistas, porque es el principio de un año nuevo para la brujería y el ocultismo.

Esta tradición “pagana, oscura y de muerte” se va propagando en nuestro medio, sin importar los argumentos escriturales que la condenan, porque son nacidos de la idolatría, el paganismo y la hechicería.   Lo más preocupante es que familias que se dicen cristianas, sigan celebrando la fiesta de brujas —Halloween— en su entorno familiar.  Todavía creen que se trata de un “juego inocente”, divertido para sus hijos y que nada tiene que ver con su relación con Dios, lo cual es un error.  El Dios nuestro, el de la Biblia, es un Dios de amor, pero implacable cuando castiga.

rina.montalvo@gmail.com

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