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El creciente problema de los hombres con trastornos de alimentación y obsesionados con su cuerpo

"La comida me asusta. Puedo pasar cuatro días sin comer nada en absoluto", dice Simon Rickards, quien ha sufrido anorexia en los últimos dos años.

Simon Rickards ha sufrido anorexia durante dos años.

Simon Rickards ha sufrido anorexia durante dos años.

“Por lógica, sé que debo comer para vivir, porque si no lo hago esto eventualmente me matará”, le dijo a la BBC.

“Pero esto no ha hecho ninguna diferencia porque cada vez que intento comer, no puedo”.

Hay quien piensa que la anorexia, la bulimia y otros trastornos de los alimentos, son un problema que afecta sólo a las mujeres, pero los hombres, como Simon, también son muy vulnerables a ellas.

Las enfermedades alimenticias no distinguen entre los géneros y tanto hombres como mujeres sufren los mismos tipos de problemas emocionales, físicos y de conducta por comer en exceso o no comer lo suficiente para mantenerse sano.


El problema, aseguran los expertos, es que los jóvenes varones que sufren estas enfermedades no son diagnosticados, muchas veces debido a que se piensa que éstos son problemas “de mujeres”.

Aumento

Una investigación llevada a cabo por la BBC en Inglaterra encontró que el número de pacientes varones que están siendo tratados por estos trastornos se ha duplicado en los últimos tres años.

Aunque la mayoría de los pacientes internados por estas enfermedades siguen siendo mujeres, el número de hombres que buscó tratamiento en ese período fue de 27%. El número de mujeres que buscaron ayuda fue de 13%.

Y sólo en el último año, la cifra de varones menores de 18 años que buscó ayuda médica por estos trastornos es de 38%.

Comparados con las mujeres, sin embargo, los hombres con enfermedades como bulimia y anorexia suman sólo 8% del total en Inglaterra. 

Aunque tal como señalan los expertos, los números podrían ser más altos debido a que se cree que muchos hombres siguen sin buscar ayuda o tratamiento debido a los estereotipos “femeninos” asociados a las enfermedades.

“Los niños y jóvenes ahora se están dando cuenta de que éstas son enfermedades, no son una preferencia”, le dijo a la BBC la doctora Kiran Chitale, especialista del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido en trastornos alimenticios de menores de 18 años.

“Como sociedad, se nos alimenta con una dieta diaria de controversias sobre lo que constituye comida sana y comida mala y sobre lo que significa un cuerpo perfecto”, agrega la experta.

Distorsiones

En efecto, igual que las mujeres con trastornos alimenticios, los hombres que sufren la enfermedad tienen un sentido distorsionado de su imagen corporal y a menudo sufren dismorfia muscular, caracterizada por una excesiva preocupación por el estado físico.

Algunos jóvenes sufren la enfermedad porque quieren perder peso, pero otros porque quieren volverse más “musculares” y “fuertes”.

Tal como afirma la doctora Chitale, lo que se ve entre los pacientes varones es una excesiva obsesión por la forma corporal.

“Tratan de aumentar los músculos. Pero ser hombre no significa tener músculos”, señala la experta.

Simon dejó de comer después de que sufrió un infarto.

“Siempre he tenido una relación insana con la comida” le cuenta a la BBC.

“Llegué a pesar unos 150 kilos. Y cuando me dio infarto supongo que eso tuvo un profundo efecto psicológico en mí”.

Es difícil conocer el alcance de estos trastornos alrededor del mundo debido a que no hay registros precisos sobre el diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades.

Y como son enfermedades que duran varios años, a menudo hay datos conflictivos sobre la prevalencia y la incidencia de ellas.

Además, se cree que muchos varones seriamente enfermos no están recibiendo tratamiento y por lo tanto no están incluidos en las estadísticas.

Tal como señalan los expertos, los profesionales de salud de primera línea, los profesores y los padres, tienen un papel muy importante para concientizar a los niños y adolescentes de que éstas no son enfermedades que sólo afectan a las mujeres y la importancia de que reciban un tratamiento adecuado.

Los tratamientos que reciben los pacientes como Simon incluyen psicoterapia, asesoría psicológica, y en ocasiones medicamentos.

“Esto no es algo que puede detenerse chasqueando los dedos, o algo que desaparecerá de la noche a la mañana. Es una enfermedad”, expresa Simon.

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