Escenario

Destierro, terror, soledad y violaciones revela teatro de mujeres mayas chuj y mam

El grupo Actoras de Cambio, integrado por mujeres ancianas y adultas sobrevivientes del conflicto armado y otras jóvenes, todas originarias de  Huehuetenango, se presentó en el auditorio del Centro Cultural de España, zona 1 de capital. 

La obra La mujer montaña, muestra el dolor de mujeres indefensas ante la guerra. (Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

La obra La mujer montaña, muestra el dolor de mujeres indefensas ante la guerra. (Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

“Esto fue lo que nos pasó en el conflicto armado. La violación sexual se convirtió en política de Estado. Las mujeres que sobrevivimos a los abusos del Ejército nos unimos, hemos compartido nuestras historias, escuchado a otras y hemos sanado emocionalmente. Ahora somos dueñas de nuestros cuerpos y comprendemos que nadie tiene derecho a matar y violar”. Estas palabras cierran la obra de teatro La mujer montaña.

Esta propuesta escénica y otra titulada El despertar de las mujeres muertas presentó el pasado martes el grupo del Laboratorio Escénico Tejidos que lleva el alma, de Actoras de Cambio, en el Centro Cultural de España. El grupo está integrado por mujeres ancianas y adultas sobrevivientes del conflicto armado interno en Guatemala, y otras jóvenes, todas originarias de  Huehuetenango, en donde la guerra “pegó duro”.

La obra La mujer montaña, presentó el pasado martes el grupo del Laboratorio Escénico Tejidos que lleva el alma. (Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

  Inimaginable

En las piezas teatrales se habla idiomas chuj y mam. Esto no impide que el mensaje llegue contundente, como resultado del buen  trabajo de expresión corporal.  El tema   puede parecer  repetitivo, exagerado, grotesco, pero es indignante y real.

En la década de 1980, numerosas aldeas indígenas fueron saqueadas, arrasadas, las viviendas quemadas, los hombres y niños asesinados  y las mujeres violadas. Algunas pobladoras lograron huir, llevando a la espalda miedo, tristeza y desolación y uno que otro utensilio de cocina, para sobrevivir en la montaña. Vivieron años sin dar a conocer su sufrimiento.

Se enciende una luz

Una luz brilló en la negra noche de estas mujeres  para  renovar sus vidas. Desde hace 10 años se atrevieron a hablar de sus experiencias y se dieron cuenta de que compartían algo en común. Con ayuda de especialistas en  comportamiento humano y  terapias han logrado  sanación emocional.

Hace año y medio este grupo participó en un laboratorio escénico dirigido por Paula Acevedo. El propósito era crear una herramienta escénica en la que las mujeres contaran nuevamente sus historias, pero ahora sin dolor.

La mujer montaña reúne a un grupo de abuelas, madres y mujeres jóvenes de la etnia mam .(Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

Inspiradas en la verdad

La obra de teatro El despertar de las mujeres muertas es la historia de Malcom, una joven maya chuj que oye el llamado de una  mujer serpiente para emprender un viaje en el que conoce a varias mujeres que sufren muerte espiritual a consecuencia de los abuso de militares durante la guerra interna.   Con ayuda de la Luna, por medio de la luz y el canto, puede volverlas a la vida y  salvarse a sí misma de la muerte.

La mujer montaña reúne a un grupo de abuelas, madres y mujeres jóvenes de la etnia mam que huyen de sus pueblos destruidos por soldados.  A cuestas llevan el dolor de sus historias representadas por una piedra, una red con botas y escasos objetos personales. En su camino encuentran el espíritu de una niña  que las guía a una cueva que habita un  jaguar, deidad maya, en donde vencen el  miedo, sueltan sus cargas y sanan su espíritu.

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