Escenario

Eduardo Spiegeler, un cineasta revolucionario de la vida y del séptimo arte

El artista guatemalteco Eduardo Spiegeler es recordado por sus amigos y colegas como un cineasta nato, comprometido con causas sociales y con mucha sensibilidad artística.

El cineasta guatemalteco Eduardo Spiegeler, de 30 años, falleció la noche del pasado miércoles en Managua, Nicaragua, y sus amigos y colegas cineastas lo rememoran así:

“La música y el cine nos unió. Mis primeros trabajos audiovisuales los trabajé con Spiegeler en el año 2001 y 2002. Junto a tres amigos más realizamos nuestro primer cortometraje comedia, de nueve minutos, llamado: Evolución gupi ”, recuerda Rodolfo Espinoza, cineasta, actor y productor quien conoció a Eduardo Spiegeler en 1999.
Espinoza dice que con esa primera experiencia en cine no ganaron ningún premio en el Festival de cine Ícaro 2002, pero sí muchas risas, “vimos a la gente matarse de la risa y nosotros nos lo disfrutamos”. Recuerdo que Eduardo era Adrian y también participó en la producción.
Domingo Lemus, músico, actor y editor de cine menciona que creció en el mundo audiovisual junto a Spiegeler, los dos eran músicos, pero su otra pasión era el cine. “Era un genio, un amigo mentor, el más crítico, al que más costaba agradar con nuestros trabajos, nos impuso un nivel muy alto”.

“Realizó muchos trabajos como productor, documentalista y guionista era un artista muy completo. Spiegler criticó la forma de hacer televisión en Guatemala con Pirata TV, un trabajo que hace reflexionar, son seis entregas con entrevistas y cortos”, manifiesta Lemus.
Para Pamela Guinea, productora de cine y presidenta de la asociación de cineastas, Eduardo era un cineasta nato, comprometido con causas sociales y con mucha sensibilidad artística. “Trabajamos con él en muchas ocasiones y siempre fue muy profesional. Fue un cineasta entregado y un gran amigo”.

Otras de las producciones destacadas de Spiegeler según sus colegas fue el que realizó para el maestro Recinos en 2009: Algunas dimensiones de Efraín Recinos y el documental para Marco Augusto Quiroa.
Sus colegas no dudan en que Spiegeler llevó el séptimo arte a un nivel superior. Afirman que fue muy consecuente y honesto y que siempre trataba de estar en la línea de fuego. Se acompañaron en el camino del cine, con dificultades, sí, pero con muchas experiencias positivas que los ayudaron a superar las diversas vicisitudes.
Los amigos coinciden que Eduardo murió dando su vida por lo que amaba, por lo que creía, con su cámara en la mano, documentando una revolución. Era crítico del sistema y muy coherente con sus ideales. ¡Era un revolucionario de la vida y del cine!

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