Venerado
Sea cual fuere el simbolismo de la escultura, los elementos que contiene reflejan la importancia que el jaguar, el felino más grande de América, tenía para los mayas en su vida y cosmovisión.
“Vestirse de esa forma no era disfrazarse para esconder la identidad detrás de una máscara sino para adoptar los atributos del animal representado”, explica la arqueóloga Sofía Paredes Amauri, de la Fundación La Ruta Maya, entidad que custodia la pieza mencionada.
Vestir atuendos elaborados con piel de jaguar y hasta guantes con las garras de este felino, estaba reservado a la nobleza, guerreros, sacerdotes y danzantes. No era solo un elemento suntuario, sino se creía que concedía poderes sobrenaturales, como visión nocturna, habilidad para la caza, trepar árboles, sumergirse en el agua, entrada al inframudo o habitar las cuevas.
Al jaguar se le asociaba con sacrificios de sangre por ser un depredador, y se le reconocía como deidad del sol, del inframundo y el más respetado de lo animales. Su piel moteada con rosetas café y negro representaba el cielo estrellado.
Qué es el estuco
Era una pasta de cal o yeso mezclada con un pegamento orgánico aplicada a determinada superficie para posteriormente decorarla o colorearla. El templo I o del Jaguar, en Tikal, estaba revestido de este material y ricamente coloreado y decorado en sus crestería.