Escenario

“Guatemala es afortunada de tener a tantos músicos trabajando arduamente”

El aclamado Director de Orquesta, Irwin Hoffman llega por trecera vez a Guatemala para dirigir a la Orquesta Sinfónica Nacional en su tercer concierto de la temporada.

Irwin Hoffman tiene 92 años y sigue disfrutando plenamente de la música y su papel como recreador de los grandes compositores clásicos. (Foto Prensa Libre: Paulo Raquec).

Irwin Hoffman tiene 92 años y sigue disfrutando plenamente de la música y su papel como recreador de los grandes compositores clásicos. (Foto Prensa Libre: Paulo Raquec).

Irwin Hoffman es una eminencia de la música. Comenzó sus estudios de piano y violín a los 6 años. Es graduado de violinista y director de orquesta en Julliard School of Music. Este jueves dirigirá a la Orquesta Sinfónica de Guatemala en un concierto que se ofrecerá en el auditorio del Conservatorio Nacional de Música Germán Alcántara, zona 1,  a las 19 horas. Admisión, Q50.

¿Qué diferencia encuentra en la orquesta entre hoy y la última vez que la dirigió?

Número uno, me siento más grande. La ultima vez que estuve aquí fue hace 16 años y la orquesta tenía dificultades con el apoyo del gobierno. El gobierno, en mi opinión, todavía no apoya a la orquesta lo suficiente. El potencial que tienen, que pude desarrollar en estos dos ensayos, indica que es una institución que con ayuda del gobierno podría pulir la imagen de Guatemala en un sentido cultural. El hecho de que tantos músicos deban tener varios trabajos para sobrevivir significa que la música es un trabajo de amor y este país es muy afortunado de tenernos trabajando tan arduamente.

Desearía que la orquesta hubiera hecho más progreso desde la última vez que estuve aquí.  Hacer una institución musical exitosa requiere de tiempo y en América Latina de apoyo del gobierno porque aquí no hay donaciones privadas, que hacen la diferencia. Necesitamos un líder en el gobierno que tome la responsabilidad para desarrollar esta institución, si no lo hace la orquesta no va a progresar como pudiera.

¿Qué debe pulir la orquesta nacional para llegar a tener un nivel internacional?

El país, la sociedad en general necesita que sus ciudadanos tengan educación. La música popular es autosuficiente porque los músicos de rock no necesitan apoyo del gobierno. La música popular no lo necesita, pero el mensaje de esas canciones no llega siquiera a compararse con el que ofrecen los grandes compositores clásicos. Me gustaría que los conciertos de la orquesta de Guatemala fueran gratis para las personas, lo que significa más apoyo del gobierno, pero la recompensa valdría ese aporte financiero.

Fui a Cayalá y sin duda deben estar muy felices de tener un lugar tan bonito, pero deberían de tener una orquesta para complementarlo. La vida no solo es comida, edificios y apartamentos, también necesitamos comida para el alma y la música la da. Posiblemente no tendremos que mudarnos a la luna si esta orquesta tiene la oportunidad de deleitar a los guatemaltecos.

¿Cuál es la pieza más difícil del concierto?

Yo diría que la Sinfonía de Brahms. Es la pieza que requiere más sensibilidad de parte de los músicos.

¿Qué espera de la orquesta?

En estos cuatro días de ensayos lo que estoy haciendo es llevarlos a un punto, como el pianista que oprime todas las teclas al mismo tiempo, que todas las cuerdas estén en sintonía. Espero que la calidad del sonido sea agradable y que los instrumentos sean altamente sensibles para que yo, como recreador, pueda proyectar las emociones que Brahms pretendía comunicar al público. Ayer (lunes) empecé a coloca los detalles de esta maquinaria juntos y me complace decir que esta maquinaria va a estar desarrollada para hacer mucha música el jueves por la noche.

¿Cree usted que actualmente hay potencial para crear grandes obras musicales como los clásicos?

Desafortunadamente en nuestro tiempo el número de grandes obras no aparece y tampoco los Miguel Ángeles, Bethoveens y los Einsteins. Ellos fueron personas raras y no podemos esperar que estas grandes mentes se hagan presentes en la cantidad que necesitamos. En otras palabras, en el repertorio de las orquestas miramos hacia el auge, como la Novena Sinfonía de Beethoven. Sería bonito tener otra composición así pero para eso necesitamos una cultura rica con personas que tomen en serio las artes. Hoy las personas quieren la forma fácil de ser entretenidas y como resultado tenemos mucha música que no toca a la gente. La pintura, el ballet, las artes tocan a la gente y como creadores y recreadores tenemos que invertir en la humanidad.

¿Cuál es su pieza predilecta?

La última que conduje, cambia día con día.

En su opinión, ¿cuál es la mejor orquesta que ha dirigido?

Es una pregunta muy difícil. Como recreador, las cualidades que una orquesta necesita son la disciplina, personas maduras y que amen lo que hacen. Entonces la orquesta con la que estoy más feliz no es necesariamente el mejor instrumento. Tengo dos: cuando era muy joven dirigí la Orquesta de Philadelphia en un concierto. Y cuando era un directo maduro, estuve asociado a la Chicago Symphony por siete años. Pero la orquesta con la que me siento más unido es la de Florida porque es una orquesta que yo cree, yo seleccione a cada uno de los músicos que la formaban y por 19 años fue un instrumento con el que podía hacer cualquier cosa que me parecía importante hacer con una orquesta.

Si un niño se acerca a usted y pregunta qué tiene que hacer para ser como usted, ¿qué le respondería?

Yo pasé mucho tiempo estudiando y experimentando la humanidad en la forma de otros músicos. Empecé a muy temprana edad, estudié violín y piano a los seis años. Vengo de una familia de músicos, no tenia mucho control sobre eso, pero ayuda. Desde pequeño se esperaba de mí que creciera junto a la música y el precio es menos tiempo para otras actividades. La vida para todos es complicada y mi carrera fue formada por una variedad de formas, incluso fui un soldado en la Segunda Guerra Mundial. Durante ese tiempo estuve en un tanque y tuve mi violín conmigo. No muchas personas en el tanque tenían sus violines con ellos y fue parte de mi experiencia y crecimiento, yo tuve que sacrificar algunas cosas que otras personas no.

Realmente no estoy dando un consejo, no sabría qué aconsejar. Lo que le diría es que, en nuestro tiempo y sociedad tan materialista, no seas músico si realmente no lo amas. Es una forma de vida.

¿Cree que estudiar en Julliard le abrió las puertas al mundo de la música?

No, fue solamente un paso en mi vida y carrera. Claro que es una oportunidad de practicar que se presentó, pero no puedo decir que fue el ingrediente más importante. Es interesante porque me tomas en un momento en el que me veo a mi mismo, como en el ensayo de hoy, y estoy aquí en Guatemala y es una experiencia de aprendizaje para mí. Estoy aprendiendo a comportarme, parte de lo que hice hoy y lo que hago, es sacar lo mejor de los músicos, la mejor reacción. Un pianista toca el piano y las teclas no le responde, pero una orquesta sí que responde. Ellos no dicen nada, pero me hablan cada segundo que tocan su instrumento. Ellos me están diciendo lo que piensan de mí diciéndoles qué hacer. Si no les caigo bien y no respetan lo que hago no van a dar lo mejor de ellos, solo van a pensar en irse de aquí.

Hoy descubrí que, si tengo una actitud hacia alguien, esa calidez que puede ocurrir y traerlos hacia mí peligra. La calidad de la música va a ser mejor y ellos van a ser mejores. Un director es básicamente un dictador, él se para ahí y todos deben hacer lo que él quiere, pero realmente el director tiene una visión de cómo debería ser la música. Todos son colegas del director y todos están trabajando juntos para ejecutar esa visión y si ellos piensan que el director está en lo correcto, ellos van a tocar con todo su ser. Y eso es lo que tuve esta mañana. La orquesta estaba tocando con todo su ser. Había personas que usualmente se ven cansadas, viejas e infelices, pero pude ver en algunos rostros que de verdad estaban deleitándose en lo que hacían y el sonido que salía era fuerte.

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